Los Hermanos del Caleuche
Érase una vez en una pequeña isla de Chile, dos hermanos llamados Mateo y Sofía. Mateo era un niño curioso y aventurero, mientras que Sofía era una pequeña sabia y creativa. Juntos pasaban los días explorando la playa, construyendo castillos de arena y recogiendo conchas.
Un día, mientras jugaban al lado del mar, Mateo vio algo brillante en el agua.
"¡Mirá, Sofía! ¿Qué será eso?" dijo emocionado.
"No lo sé, pero vamos a averiguarlo" respondió Sofía, entusiasmada.
Se acercaron a la orilla y vieron que era una botella con un mensaje dentro. Sofía la sacó del agua y la abrió.
"¡Es un mapa!" exclamó.
"Vamos a seguir el mapa,¡quizás nos lleve a un tesoro!" dijo Mateo, con una sonrisa amplia.
Siguieron el mapa que los llevó a un bosque espeso cerca de la costa. En el recorrido, conocieron a varios animales: un loro colorido, un conejo juguetón y una tortuga sabia.
"¿Dónde está el tesoro?" preguntó Mateo emocionado.
"Sigan el mapa, pero recuerden que el verdadero tesoro está en las cosas que aprenden en el camino" dijo la tortuga.
"¿Cómo sabemos cuándo hemos encontrado el tesoro?" quiso saber Sofía.
"Escuchen a su corazón y busquen la verdadera alegría" respondió la tortuga.
Continuaron su camino y se dieron cuenta de que estaban perdidos.
"¿Y ahora qué hacemos?" preguntó Mateo, preocupado.
"No te preocupes, siempre podemos volver a casa si nos ayudamos mutuamente" dijo Sofía con confianza.
Decidieron pensar y trabajar juntos para encontrar una manera de salir del bosque. Mientras pensaban, Mateo se acordó de algo.
"¡Podemos seguir el sonido del mar!" sugirió.
"¡Sí!" dijo Sofía, contenta. Comenzaron a caminar hacia el sonido de las olas, tratando de recordar el camino que habían tomado.
Después de un rato, y con un poco de esfuerzo, finalmente llegaron a la playa.
"¡Lo logramos!" gritaron juntos, abrazándose de alegría.
"No encontramos un tesoro, pero hemos aprendido a ayudarnos y confiar el uno en el otro" dijo Sofía.
"Sí, y eso es más valioso que cualquier tesoro en el mundo" respondió Mateo.
Justo en ese momento, vieron un barco en el horizonte con las velas blancas brillando al sol.
"¡Mirá, Sofía! ¡Es el Caleuche!" gritó Mateo.
"Se dice que ese barco lleva a quienes han vivido aventuras inolvidables" añadió Sofía compuesta por la curiosidad.
"¡Deberíamos construir un barco para navegar por el mar!" propuso Mateo.
"Y explorar todas las islas, como los grandes aventureros!" contestó su hermana, con ardor.
Así, los dos hermanos comenzaron a crear un barco con palos, hojas y todo lo que encontraban. Mientras trabajaban, recordaron lo que la tortuga les había enseñado.
"La aventura comienza aquí, con nuestra amistad y nuestra imaginación" dijo Mateo.
"¡Sí! Juntos podemos lograr cualquier cosa" acordó Sofía, sonriendo.
Con amor y esfuerzo, construyeron su pequeño barco y comenzaron a navegar por las aguas del océano. Juntos, descubrieron nuevas islas, crearon recuerdos inolvidables y aprendieron que el verdadero tesoro eran las experiencias compartidas y el amor entre hermanos.
Y así, Mateo y Sofía aprendieron que la vida está llena de misterios y aventuras, pero que siempre se puede enfrentar cualquier desafío si se tiene un corazón valiente y una mano amiga.
FIN.