Los Hermanos Perdidos y el Hada del Bosque
Había una vez, en un pequeño pueblo argentino, tres hermanos llamados Mateo, Sofía y Lucas. Un día, decidieron aventurarse en el bosque cercano a su casa, donde siempre habían escuchado historias sobre maravillas ocultas.
"Vamos a explorar hasta el arroyo!", dijo Mateo, emocionado.
"Pero no nos alejemos demasiado de casa", advirtió Sofía, con un tono más cauteloso.
"No te preocupes, solo será un momento", añadió Lucas, ya imaginando los tesoros que podrían encontrar.
Los hermanos partieron con una mochila llena de snacks y un mapa dibujado a mano. Al principio, todo fue diversión. Corrieron entre los árboles, treparon algunas rocas y recogieron flores de colores. Pero a medida que el sol avanzaba, comenzaron a perderse.
"¿Dónde estamos? , preguntó Lucas, mirando su mapa confundido.
"Mirá, no reconozco nada de esto", dijo Sofía, frunciendo el ceño.
"Tal vez deberíamos regresar", sugirió Mateo, sintiéndose un poco asustado.
Y así, intentaron regresar, pero el bosque parecía cambiar con cada paso que daban. Las ramas se cerraban a su alrededor, y no reconocían los caminos. La luz del día empezaba a desvanecerse.
"¿Y si nos quedamos aquí toda la noche?", preguntó Lucas, con un temblor en la voz.
"No, no vamos a quedarnos aquí", respondió Sofía, intentando ser fuerte.
Mientras los hermanos buscaban la salida, en otro lugar del bosque, la abuela de los chicos, Doña Rosa, estaba muy preocupada. Había notado que sus nietos no regresaban a la hora habitual. Caminó por el bosque llamándolos.
"¡Mateo! ¡Sofía! ¡Lucas!", gritaba con fuerza, su voz resonaba entre los árboles.
De repente, escuchó un suave susurro. Una luz brillante apareció entre las ramas, y de ahí emergió un hada pequeña con alas de colores.
"Hola, Doña Rosa", dijo el hada, sonriendo.
"¿Quién eres?", preguntó la abuela, maravillada y asustada a la vez.
"Soy Lila, el hada del bosque. Vengo a ayudarte. Tus nietos están perdidos, pero tengo un plan."
Doña Rosa asintió, llena de esperanza. Lila agitó su varita mágica y una luz brillante iluminó el camino hacia el lugar donde los hermanos se encontraban.
Mientras tanto, Mateo, Sofía y Lucas, comenzaban a perder la fe en encontrar el camino. Estaban cansados y el miedo les hacía sentir que podrían estar atrapados para siempre.
"¡Esperen!", exclamó Sofía. "Siempre hemos estado juntos. Si seguimos juntos, encontraremos el camino".
"¡Sí! ¡Juntos somos más fuertes!", dijo Mateo, con una nueva chispa de determinación.
"¿Y qué si hacemos un mapa?", sugirió Lucas, tomando una hoja y un lápiz que había en la mochila.
Los tres comenzaron a dibujar lo que recordaban del camino, pero ambos se sentían un poco perdidos. Justo entonces, una luz brillante apareció ante ellos, y al acercarse, vieron a su abuela y al hada Lila.
"¡Abuela!", gritaron al unísono, corriendo hacia ella.
"¡Mis queridos, estaba tan preocupada!", respondió con un abrazo.
"Yo tengo una solución para que nunca más se pierdan", explicó Lila con una sonrisa.
Lila les enseñó a crear un mapa usando elementos del entorno, como un árbol que tenía una forma especial o una roca de un color único.
"Siempre que se sientan perdidos, recuerden observar y anotar lo que ven. Nunca dejen de trabajar juntos", les aconsejó el hada.
"Y nunca dejen de explorar con curiosidad, pero siempre regresen con prudencia", agregó Doña Rosa.
Contentos y llenos de nuevas enseñanzas, los hermanos prometieron jamás separarse y también a cuidar del bosque que tanto amaban.
"Gracias, Lila", dijo Mateo, sonriendo ampliamente.
"Sí, gracias, ¡serás nuestro hada guardiana!", añadió Sofía.
"Y haremos un mapa de todas las aventuras que tendremos", finalizó Lucas.
Desde aquel día, los hermanos nunca más se perdieron en el bosque. Aprendieron a explorar con cuidado, a apreciar la naturaleza y a siempre trabajar en equipo. Doña Rosa y Lila, el hada del bosque, se convirtieron en sus aliadas, guiándolos en cada aventura que emprendían.
Y cada vez que regresaban a casa, llevaban consigo nuevas historias y un mapa lleno de sueños por realizar.
FIN.