Los héroes de la amistad



Mateo era conocido en el pueblo por su alegría y amabilidad. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás y a hacer nuevos amigos.

Un día, mientras jugaba en el parque del pueblo, vio a un niño nuevo que parecía muy tímido. - ¡Hola! Soy Mateo, ¿cómo te llamas? - dijo Mateo acercándose al niño. - H-hola... yo soy Lucas - respondió tímidamente el niño nuevo.

Mateo notó que Lucas se veía un poco triste y decidió hacer todo lo posible para hacerlo sentir bienvenido. Así que lo invitó a jugar con él y sus amigos. Durante los días siguientes, Mateo se esforzó por incluir a Lucas en todas las actividades.

Jugaron juntos en el parque, compartieron la merienda en el recreo y se convirtieron en grandes amigos. Lucas comenzó a sentirse más seguro de sí mismo gracias al apoyo de Mateo. Un día, mientras paseaban por el pueblo, escucharon que alguien necesitaba ayuda.

Era una señora mayor que había tropezado y se había lastimado la pierna. Sin dudarlo, Mateo y Lucas corrieron hacia ella para ayudarla.

- Tranquila señora, estamos aquí para ayudarla - dijo Mateo con calma mientras sostenía la mano de la señora. Lucas le pasó su pañuelo para limpiarle las heridas y juntos lograron levantarla con cuidado. La llevaron hasta su casa y se aseguraron de que estuviera bien atendida antes de despedirse.

La noticia sobre la valentía y bondad de los dos niños se esparció rápidamente por todo el pueblo. Todos estaban orgullosos de ellos y los felicitaban por su acto heroico. Desde ese día, Mateo y Lucas se convirtieron en héroes locales.

Aprendieron que la verdadera amistad va más allá de las diferencias y que siempre hay oportunidades para ayudar a los demás.

El pequeño pueblo nunca olvidaría la historia de estos dos amigos inseparables que demostraron que con bondad, valentía y solidaridad se pueden lograr grandes cosas juntos. Y así, Mateo enseñó a Lucas no solo cómo ser valiente sino también cómo ser amable con todos.

FIN.

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