Los Héroes de la Montaña


Había una vez un niño llamado Luca, que vivía en el campo junto a su familia. Un día, mientras jugaba en el bosque cercano a su casa, encontró un pequeño lobo herido y abandonado.

Sin pensarlo dos veces, decidió cuidarlo y llevarlo a casa. Luca le puso de nombre Suko y lo alimentó con cariño hasta que se recuperara por completo.

Con el tiempo, Suko se convirtió en el mejor amigo de Luca y juntos exploraban los alrededores del campo. Un día, mientras caminaban por el bosque, escucharon un fuerte ruido proveniente de la montaña cercana.

Al acercarse para ver qué era lo que estaba pasando, descubrieron que había habido un derrumbe y varios animales quedaron atrapados bajo las rocas. Luca sabía que no podía dejarlos ahí para morir así que decidió buscar ayuda.

Pero cuando intentó regresar al pueblo más cercano para pedir ayuda, se dio cuenta de que la tormenta había dejado intransitables todos los caminos. Desesperado e incapaz de encontrar una solución, Luca recordó cómo Suko siempre había sido valiente y decidido ante cualquier situación difícil. Así fue como decidió pedirle ayuda.

"Suko -dijo Luca-, necesito tu ayuda para salvar a esos animales atrapados". Suko asintió con la cabeza y juntos comenzaron a trabajar arduamente para ayudar a los animales atrapados debajo del derrumbe.

Con mucho esfuerzo lograron sacarlos uno por uno pero aún faltaba uno más: una cría de oso muy pequeña que estaba atrapada bajo una gran roca. Luca y Suko intentaron levantar la piedra con todas sus fuerzas, pero era demasiado pesada.

Entonces, Luca tuvo una idea: juntos podrían usar su ingenio para encontrar una solución creativa al problema. Así fue como Suko comenzó a excavar un túnel debajo de la roca mientras que Luca empujaba por encima. Finalmente, después de mucho esfuerzo, lograron liberar a la cría de oso y salvarla.

Después de ese día, Luca y Suko se convirtieron en héroes del campo y todos los animales del bosque los admiraban por su valentía y determinación. Desde entonces, nunca dejaron de explorar juntos el bosque y cuidar a todos aquellos animales que necesitaban ayuda.

Y aunque hubo momentos difíciles en el camino, siempre encontraron una manera creativa para superar cualquier obstáculo gracias a su amistad inquebrantable.

Y así fue como Mi hijo Luca aprendió que la valentía no tiene nada que ver con el tamaño o las apariencias sino con la determinación y el coraje para hacer lo correcto en todo momento.

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