Los héroes de la selva


Había una vez en la selva de Argentina, tres hermanos llamados Luna, Selva y Yaguarete. Ellos vivían en un árbol gigante rodeado de exuberante vegetación. Cada uno tenía su propia personalidad y habilidades especiales.

Luna era la hermana mayor y siempre estaba llena de energía. Era valiente y aventurera, nunca tenía miedo de explorar nuevos lugares en la selva. Selva era el hermano del medio y era muy inteligente.

Siempre tenía una respuesta para todo y le encantaba aprender cosas nuevas. Yaguarete, el más joven de los tres, era tímido pero muy curioso. Un día, mientras caminaban por la selva buscando frutas para comer, se encontraron con un árbol lleno de paltas maduras.

Estaban tan emocionados que comenzaron a reagarrarlas todas para llevárselas a casa. De repente, escucharon un ruido extraño detrás de ellos. Se dieron vuelta rápidamente y vieron a un grupo de monos traviesos que también querían las paltas.

- ¡Oye! Esas son nuestras paltas -gritó Luna valientemente-. Nosotros las encontramos primero. - ¡Sí! Nosotros trabajamos duro para conseguirlas -agregó Selva con seguridad- No pueden quitárnoslas así nomás.

Pero los monos no les hacían caso y empezaron a arrojarles bananas desde los árboles cercanos como si fueran misiles voladores. - ¡Tenemos que hacer algo! -exclamó Yaguarete asustado-. No podemos dejar que nos roben nuestras paltas.

Entonces, los tres hermanos se miraron y supieron que tenían que trabajar juntos para resolver el problema. Luna tuvo una idea brillante: usarían las habilidades únicas de cada uno para enfrentar a los monos. Luna saltó ágilmente entre las ramas del árbol, intentando desviar las bananas lanzadas por los monos.

Selva usó su inteligencia para construir una trampa ingeniosa con lianas y hojas secas para atrapar a los monos traviesos. Yaguarete, aunque todavía estaba un poco asustado, les dio coraje y apoyo moral.

Después de un rato, lograron capturar a todos los monos en la trampa de Selva. Los monos se dieron cuenta de que no podían robarles las paltas sin consecuencias y prometieron no hacerlo nunca más.

Los tres hermanos celebraron su victoria con una gran fiesta debajo del árbol de paltas. Compartieron las frutas con otros animales de la selva y disfrutaron de su merecido banquete. Desde ese día en adelante, Luna, Selva y Yaguarete se convirtieron en héroes de la selva.

Aprendieron que trabajando juntos y utilizando sus habilidades individuales podían superar cualquier obstáculo o desafío que se les presentara. Y así vivieron felices y aventureros, explorando la selva juntos mientras compartían sus conocimientos con otros animales dispuestos a aprender.

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