Los Héroes de Pomalca
Era un soleado lunes por la mañana en el aula del segundo grado D, el profesor Jorge Torres, un hombre amable y lleno de energía, estaba listo para comenzar una nueva semana de clases. Hoy, tenía un objetivo muy especial: quería que sus alumnos valoraran el trabajo que hacían sus padres en la comunidad de Pomalca.
"¡Buenos días, chicos! ¿Están listos para aprender algo nuevo?", exclamó Jorge, mientras miraba a sus alumnos, quienes respondieron al unísono con un alegre ‘¡Sí! ’.
"Hoy hablaremos de la importancia de los trabajos de sus papás y mamás, y de cómo contribuyen a nuestra comunidad. ¿Quién me puede contar qué hace su papá o su mamá?" preguntó mientras se acomodaba en su silla.
Una manita se levantó rápidamente. Era Sofía, una niña de cabello rizado y ojos brillantes.
"Mi papá es mecánico. Arregla autos y motos. A veces me lleva a ayudarlo y me gusta mucho ver cómo les da vida a esos vehículos", dijo emocionada.
"¡Qué interesante, Sofía! La mecánica es muy importante para que la gente de Pomalca se pueda mover y trabajar", respondió Jorge con una sonrisa.
Otro niño, Lucas, levantó la mano.
"Mi mamá tiene una tienda de verduras. Todos vienen a comprarle porque dice que tiene lo mejor de toda Pomalca. ¡Y a veces me deja ayudarla!", comentó con orgullo.
"Eso es genial, Lucas. Tu mamá contribuye a que todos coman sanito y fresco. ¡Gran trabajo!", dijo el profesor, mientras otros niños comenzaban a hacerse preguntas entre ellos.
Un par de días después, Jorge decidió llevar a sus alumnos a un recorrido por el barrio para conocer mejor los trabajos de sus padres.
"Hoy vamos a hacer una caminata por Pomalca, y veremos los lugares donde trabajan sus papás y mamás. ¡Así podremos aprender de todos!", anunció.
Los chicos estaban emocionados, y comenzaron a hablar entre ellos sobre lo que verían. Al llegar al primer destino, la tienda de verduras de la mamá de Lucas, todos quedaron maravillados.
"¡Miren la cantidad de frutas y verduras!", gritó Mateo, señalando un montón de tomates rojos.
"Sí, y todo eso lo trae mi mamá de la huerta. Se esfuerza mucho para dar lo mejor a nuestros vecinos", añadió Lucas, sonriendo.
Después, visitaron la mecánica de Sofía y se pusieron a observar cómo su papá arreglaba un auto.
"¡Impresionante! ¡Miren cómo trabaja!", exclamó Sofía con orgullo.
El día continuó con visitas a otros trabajos de sus compañeros: una mudanza, el taller de un artesano, y hasta la panadería del barrio. Al final de la jornada, Jorge reunió a todos los chicos en un parque.
"¿Qué aprendieron hoy, chicos?", preguntó.
"Aprendí que todos los trabajos son importantes", dijo Matías.
"Y que cada uno de nuestros padres hace algo especial para ayudarnos y a la comunidad", agregó Sofía.
Fue entonces cuando Jorge decidió que era momento de hacer algo especial.
"Mañana, haremos una presentación donde cada uno de ustedes llevará un dibujo o una pequeña historia sobre el trabajo de su papá o mamá. Así, todos podremos entender cómo cada pequeño esfuerzo hace grande a Pomalca. ¡Esto será como mostrar un superpoder!", sugirió.
Los alumnos se entusiasmaron, se fue la tarde y todos comenzaron a pensar en cómo representar a sus padres. Al día siguiente, las historias fueron emocionantes. Todos compartieron lo que habían creado, y al final de cada relato, hay un aplauso general, llenando el aula de orgullo y alegría.
"Vieron, chicos, nuestros padres son héroes que trabajan todos los días para que nosotros podamos ser felices. Valoren su esfuerzo, porque hacen de Pomalca un lugar mejor", concluyó Jorge con una mirada de satisfacción.
Desde aquel día, los niños no solo entendieron la importancia del trabajo de sus padres, sino que aprendieron a valorar su dedicación y esfuerzo por construir una mejor comunidad. Al final del año, incluso organizaron un evento para rendir homenaje a todos los padres, dejando en sus corazones la semilla de gratitud y amor por el trabajo en equipo.
Y así, los pequeños de segundo grado D descubrieron que en cada rincón de Pomalca, hay un héroe que trabaja duro por el bienestar de todos. Y ese fue solo el comienzo de una nueva y valiosa apreciación por su comunidad.
FIN.