Los héroes de Villa Esperanza
Fabricio y Thiago eran dos amigos inseparables que vivían en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza. Siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás y se habían ganado el cariño de todos por su bondad y solidaridad.
Un día, mientras paseaban por el parque, vieron a una señora mayor intentando cruzar la calle cargando muchas bolsas de compras. Sin dudarlo, Fabricio dijo:- ¡Vamos, Thiago! Debemos ayudar a esa señora.
Thiago asintió con entusiasmo y juntos corrieron hacia la señora para ofrecerle su ayuda. La señora los miró con sorpresa y gratitud, aceptando gustosamente la ayuda de los dos niños.
Fabricio tomó algunas bolsas, Thiago otras, y entre los dos lograron llevar todas las compras hasta la casa de la señora. - ¡Muchas gracias, chicos! Son unos verdaderos ángeles -dijo la señora emocionada-. ¿Cómo puedo agradecerles? - No es necesario, señora -respondió Fabricio-. Lo importante es poder ayudar a quienes lo necesitan.
La noticia sobre el acto de solidaridad de Fabricio y Thiago se extendió rápidamente por todo el pueblo, convirtiéndolos en héroes locales. Pronto empezaron a recibir cartas y regalos de agradecimiento de personas que habían sido beneficiadas por su ayuda desinteresada.
Pero un día, cuando paseaban cerca del río que cruzaba Villa Esperanza, escucharon gritos desesperados provenientes del agua. Rápidamente se acercaron y vieron a un niño luchando por mantenerse a flote en medio del río revuelto.
- ¡Ayuda! ¡Por favor ayúdenme! -gritaba el niño. Sin pensarlo dos veces, Fabricio se quitó los zapatos y se lanzó al agua sin pensarlo dos veces.
Nadó con todas sus fuerzas hasta llegar al niño y logró traerlo sano y salvo hasta la orilla donde Thiago lo esperaba angustiado. - ¡Gracias! ¡Gracias por salvarme! -exclamó el niño entre sollozos. Fabricio sonrió humildemente y dijo:- No hay problema. Estamos aquí para ayudarte cuando lo necesites.
El niño fue llevado con su familia sano y salvo gracias al valiente acto de solidaridad de Fabricio.
A partir de ese día, tanto él como Thiago comprendieron que no importa cuán pequeños sean o qué tan difícil parezca la situación; siempre podían marcar la diferencia si actuaban con bondad y solidaridad hacia los demás.
FIN.