Los héroes del circo de Villa Alegre


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, dos niños llamados Marcos y María. Desde muy chicos, se destacaban por tener una personalidad increíblemente positiva y llena de energía.

Siempre veían el lado bueno de las cosas y contagiaban a todos con su alegría. Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, escucharon a unos niños burlándose de otro niño por ser diferente. Marcos y María se acercaron rápidamente para detener la situación.

- ¡Ey! No está bien burlarse de alguien solo porque es diferente -dijo Marcos con firmeza. - Sí, cada uno es único y especial a su manera -agregó María con una sonrisa amable.

Los otros niños se sintieron avergonzados y pidieron disculpas al niño que estaban molestando. Desde ese día, Marcos y María se convirtieron en los protectores de los más vulnerables en el pueblo.

Un día, llegó al pueblo un circo ambulante que estaba buscando nuevos talentos para incorporar a su espectáculo. Marcos siempre había soñado con ser malabarista, mientras que María amaba cantar y bailar. Decidieron probar suerte e impresionaron tanto a los dueños del circo que fueron aceptados de inmediato.

Durante los ensayos, Marcos tuvo dificultades para aprender malabares, pero nunca perdió la esperanza ni dejó de intentarlo una y otra vez. María también enfrentó desafíos al tratar de coordinar sus pasos de baile con su canto, pero nunca se rindió.

Finalmente, llegó el gran día del espectáculo. El circo estaba lleno de gente emocionada por ver a los nuevos talentos en acción. Cuando llegó el turno de Marcos y María, subieron al escenario con confianza y comenzaron su actuación.

Marcos logró hacer malabares con maestría, demostrando una habilidad increíble que nadie hubiera imaginado en él. María cantó con una voz angelical mientras bailaba graciosamente por el escenario, cautivando a toda la audiencia.

Al finalizar su presentación, el público estalló en aplausos y ovaciones. Marcos y María se abrazaron emocionados por haber cumplido su sueño juntos gracias a su perseverancia y actitud positiva.

Desde ese día en adelante, Marcos y María siguieron inspirando a todos en Villa Alegre a creer en sí mismos, trabajar duro por sus sueños y siempre mantener una actitud positiva ante cualquier desafío que la vida les presente.

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