Los héroes del hospital encantado
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques, un hospital abandonado que se decía estaba embrujado. La gente del lugar evitaba pasar cerca de él, pues corrían rumores de extraños sucesos que ocurrían allí.
Un día, tres valientes amigos llamados Juani, Luli y Pato decidieron desafiar sus miedos y explorar el misterioso hospital abandonado. Armados con linternas, ingresaron por la puerta principal entre chirridos y crujidos de las viejas tablas de madera.
Al adentrarse en el oscuro pasillo, escucharon un débil gemido que los estremeció. Sigilosamente siguieron el sonido hasta llegar a una sala donde encontraron a un vampiro pálido y demacrado junto a varios pacientes tendidos en camillas, aparentemente sin vida.
- ¡Qué hacemos ahora! -exclamó Juani con voz temblorosa. El vampiro levantó la mirada hacia los intrusos con ojos tristes y les contó que él era el guardián de aquel lugar olvidado.
Explicó que los pacientes habían sido víctimas de experimentos peligrosos llevados a cabo por un científico loco años atrás. - Mi misión era proteger sus cuerpos hasta que pudieran descansar en paz -dijo el vampiro con pesar-.
Pero mi fuerza está llegando a su fin y necesito ayuda para liberar sus almas. Los tres amigos sintieron compasión por aquellas almas atrapadas y decidieron ayudar al vampiro. Buscaron en la biblioteca del hospital información sobre cómo poner fin a la maldición que los mantenía allí.
Descubrieron que debían encontrar objetos personales de cada paciente para permitirles cruzar al más allá. Con valentía, recorrieron cada rincón del hospital en busca de pistas.
Encontraron una muñeca olvidada, unas cartas escritas con amor y una medalla dorada entre los escombros. Al reunir todos los objetos personales, regresaron junto al vampiro quien les indicó realizar un ritual especial para liberar las almas atormentadas.
Con velas encendidas formaron un círculo alrededor de las camillas mientras recitaban palabras antiguas llenas de esperanza. Una luz brillante iluminó la habitación y poco a poco vieron cómo las sombras se disipaban dejando ver rostros serenos en lugar de cadáveres fríos. Los pacientes sonrieron agradecidos antes de elevarse hacia lo desconocido desapareciendo finalmente.
El vampiro les dedicó una última mirada llena de gratitud antes de desvanecerse también en polvo brillante. El hospital abandonado recuperó su calma perdida mientras Juani, Luli y Pato salían victoriosos sabiendo que habían hecho algo bueno esa noche.
Desde entonces, el pueblo ya no tuvo miedo del viejo hospital pues corría la leyenda entre sus habitantes sobre tres valientes amigos capaces de enfrentar cualquier adversidad para traer paz a aquellos que lo necesitaban.
Y así fue como Juani, Luli y Pato se convirtieron en héroes inesperados recordados por generaciones venideras.
FIN.