Los Impostores Cosquillos



En un colorido y brillante espacio, flotaba una nave llamada "La Estrellita", donde vivían unos simpáticos personajes llamados Among Us. Estos seres eran pequeños y tenían grandes ojos, ¡y lo mejor de todo es que les encantaba hacer cosquillas! Sus colores vibrantes y sus risas contagiosas llenaban la nave de alegría.

Un día, el capitán del grupo, un Among Us de color rojo llamado Rubén, anunció:

"¡Atención, amigos! Hoy es el día del gran concurso de risas. ¡El que haga reír más a los demás se llevará el trofeo de la alegría!"

Todos los Among Us se emocionaron y empezaron a planear sus mejores trucos de cosquillas. Azul, el Among Us de color azul, decidió hacer un espectáculo de cosquillas en cadena. Cada vez que le hacía cosquillas a un amigo, este comenzaba a hacerle cosquillas a otro. Pronto, todo el grupo estaba riendo sin parar. Sin embargo, a Rubén le preocupaba que no lograrían hacer reír a su amiga Verde, que siempre se mostraba seria.

"Chicos, tenemos que hacer algo especial para Verde. Ella se merece reír como todos", dijo Rubén.

"¡Sí! ¡Deberíamos hacer una presentación especial para ella!", sugirió Rosa.

Así, se pusieron a trabajar. Pensaron en todo tipo de juegos de cosquillas, bailes y bromas. Pero a medida que se acercaba la hora del concurso, la tristeza de Verde parecía aumentar.

"¿Y si no le gustan nuestras cosquillas?", preguntó Amarillo.

"¡Debemos seguir intentando!", dijo Rubén.

Finalmente, llegó el gran momento. Todos los Among Us se reunieron en la sala principal y comenzaron el show. Azul empezó su juego de cosquillas en cadena, mientras los demás lanzaban bromas y hacían piruetas divertidas. Rubén en el centro, tratando de atraer la atención de Verde. Sin embargo, Verde seguía sin sonreír. Eso dejó a Rubén sintiéndose triste.

"Verde, ¿qué te pasa?", le preguntó Rubén.

"No es que no quiera reírme. Es solo que tengo nervios por el concurso", confesó ella.

Rubén entonces tuvo una idea.

"¡Vamos a hacer algo diferente! Propongo que todos los Among Us nos sentemos y compartamos qué nos hace reír".

Todos se acomodaron. Uno a uno, empezaron a contar historias graciosas, anécdotas que habían vivido y momentos divertidos que habían compartido. Verde escuchaba con atención y poco a poco su rostro se iluminaba.

Luego, Rubén, dando un fuerte susurro, dijo:

"¡Hagamos un intento! Todos juntos, tres, dos, uno... ¡COSQUILLAS!"

Y comenzó a hacerle cosquillas a Verde, mientras todos los demás lo imitaban. Ella empezó a reírse como nunca había reído en su vida.

"¡Eso es lo que estaba necesitando, amigos! ¡Gracias por su apoyo y cariño!"

El ambiente se llenó de risas y alegría. Al final, el concurso se transformó en una celebración de amistad y risas compartidas.

"El verdadero trofeo es tenerlos a ustedes, que me hacen sentir así", dijo Verde, deslizando una lágrima de alegría.

Desde ese día, todos entendieron que la risa era más divertida cuando se compartía y que cada uno de ellos, sin importar su color, podía iluminar el día de otro. Y así, siguieron viviendo adorando hacer cosquillas y, más importante, siendo buenos amigos en la nave "La Estrellita".

Y aunque el concurso de risas fue una gran idea, aprendieron que las mejores risas eran las que venían de los corazones llenos de amistad.

Intentaron no solo hacer reír, sino también hacer sentir bien a los demás, porque todos, sin excepción, merecen la alegría.

Con cada cosquillita que hacían, construían un mundo mejor, uno lleno de risas y amor.

"¡Viva las cosquillas!" gritaron todos los Among Us.

Y así, el eco de sus risas continuó resonando en la galaxia, llenando de colores el vasto espacio del universo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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