Los increíbles malabares de Malabot



. Cada fin de semana, se reunían en la casa de uno de ellos para construir y programar nuevos robots.

Un día, mientras jugaban con sus robots, Joan propuso un desafío a Elio: "¿Qué tal si hacemos un robot que pueda hacer malabares?". Elio aceptó el desafío y juntos comenzaron a trabajar en su nuevo proyecto. Pasaron horas buscando los materiales adecuados y programando el robot para que pudiera hacer malabares sin dejar caer las pelotas.

Después de varios días de trabajo duro, finalmente terminaron el robot. Lo llamaron —"Malabot"  y estaban muy orgullosos de él.

"¡Mira cómo hace malabares!", exclamó Joan emocionado mientras Malabot lanzaba tres pelotas al aire y las atrapaba una por una sin ningún problema. "Es increíble", dijo Elio con una sonrisa en su rostro. "Pero ¿qué tal si le agregamos algo más?""¿Algo más?", preguntó Joan curioso. "Sí", respondió Elio. "Podríamos enseñarle a Malabot a bailar".

Joan pensó por un momento y luego dijo: "¡Me encanta esa idea! Vamos a hacerlo". Así que volvieron a trabajar en Malabot, esta vez programándolo para bailar al ritmo de la música.

Pasaron varias noches trabajando hasta tarde pero finalmente lo lograron. "¡Miren cómo baila!", exclamó Joan emocionado mientras Malabot movía sus brazos y piernas al ritmo de la música.

Elio estaba muy contento también pero tenía otra idea: "¿Qué tal si llevamos a Malabot a la feria de ciencias? Podríamos mostrarle a todos lo que podemos hacer con robots". Joan asintió emocionado: "¡Eso es una gran idea! Vamos a hacerlo". Así que prepararon a Malabot para la feria de ciencias y lo llevaron allí.

La gente se sorprendió al ver al robot haciendo malabares y bailando al ritmo de la música. "¡Es increíble!", exclamó un niño emocionado. "¿Cómo lo hicieron?""Fue un trabajo en equipo", respondió Joan sonriendo.

"Mi amigo Elio y yo trabajamos juntos para crear este robot y enseñarle todo lo que sabe". La gente aplaudió mientras Malabot seguía haciendo su espectáculo. Joan y Elio estaban muy orgullosos de su creación. "Gracias por venir", dijo Elio sonriendo mientras se despedían.

"Espero que hayan disfrutado del espectáculo". "Fue maravilloso", respondió una mujer mayor con una sonrisa en su rostro. "Me encanta ver cómo los niños trabajan juntos e inventan cosas nuevas".

Joan y Elio se miraron el uno al otro, sabiendo que habían hecho algo especial juntos. Y así, continuaron jugando con sus robots cada fin de semana, siempre buscando nuevas formas de mejorar sus habilidades y aprender más sobre el mundo de la robótica.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!