Los intrépidos detectives de la guardería
Una soleada mañana, Blue, Yellow, Pink, Ciang, Purpple, Orange y Luky se encontraban jugando en el patio de la guardería junto a sus amigos Tadeo y Mila.
Los niños estaban emocionados porque habían escuchado que esa tarde tendrían una fiesta de disfraces. Mientras tanto, en la sala de juegos, los juguetes comenzaron a moverse solos. El payaso de trapo empezó a reír sin parar y los muñecos bailaban sin control.
Los niños asustados salieron corriendo del patio hacia adentro para contarle a la maestra lo que había sucedido. La maestra llamó al conserje para investigar qué estaba pasando en la guardería. Juntos revisaron cada rincón del lugar pero no encontraron nada fuera de lo normal.
Decidieron entonces organizar un grupo de búsqueda para descubrir quién estaba detrás de esos extraños sucesos. Los niños entusiasmados se ofrecieron voluntarios para formar parte del equipo.
Todos recibieron una linterna y se dividieron en parejas: Blue con Yellow, Pink con Ciang y Purpple con Orange. Luky decidió ir solo ya que era muy valiente. Comenzaron su búsqueda por el jardín trasero de la guardería.
Mientras caminaban entre los árboles altos y oscuros, Blue y Yellow vieron un destello brillante cerca del tobogán. Se acercaron sigilosamente y descubrieron que era solo el reflejo del sol en un trozo de papel plateado atrapado entre las ramas.
"¡Solo es basura!"- dijo Yellow aliviado mientras recogían el papel y continuaban su búsqueda. Mientras tanto, Pink y Ciang se adentraron en la sala de arte. Escucharon ruidos extraños provenientes del armario de los pinceles.
Con valentía, abrieron la puerta y encontraron a un pequeño ratón escondido entre los botes de pintura. "¡No temas, ratoncito! No te haremos daño", dijo Pink con ternura mientras Ciang lo atrapaba con cuidado para liberarlo afuera. Por otro lado, Purpple y Orange entraron al salón de música donde escucharon una melodía misteriosa.
Se acercaron a la guitarra que estaba apoyada contra la pared y vieron cómo las cuerdas se movían solas. "¡Es solo el viento!"- exclamó Orange aliviado mientras cerraba la ventana para detener el movimiento de las cuerdas.
Finalmente, Luky llegó al sótano oscuro y tenebroso. Allí escuchó risas espeluznantes que venían desde una vieja caja abandonada en un rincón. Se acercó lentamente y descubrió que era solo su amigo Tadeo jugando una broma con una grabadora.
Los niños se reunieron nuevamente en el patio para contar sus hallazgos. Se dieron cuenta de que no había nada terrorífico en esos sucesos después de todo.
Había explicaciones lógicas detrás de cada uno: basura volando por el viento, un ratón buscando refugio, las cuerdas vibrando por corrientes de aire y una simple broma. La maestra felicitó a los niños por su valentía y por haber resuelto el misterio.
Les enseñó que a veces las cosas pueden parecer aterradoras, pero si nos acercamos con valentía y buscamos la verdad, descubriremos que no hay nada de qué temer. Esa tarde, todos los niños disfrutaron de la fiesta de disfraces sin preocupaciones.
Bailaron, rieron y crearon recuerdos inolvidables juntos. Y desde ese día en adelante, cada vez que algo extraño sucedía en la guardería, Blue, Yellow, Pink, Ciang, Purpple, Orange y Luky estaban listos para enfrentar cualquier desafío con valentía y determinación.
FIN.