Los Jóvenes Héroes del Cielo



Héctor y José eran dos amigos inseparables que siempre soñaban con volar en aviones de guerra. Cada vez que pasaba uno por encima de sus cabezas, se quedaban mirando al cielo con la boca abierta y los ojos brillantes.

Un día, decidieron que querían aprender a pilotear un avión de guerra ellos mismos, pero no sabían cómo hacerlo. Buscaron en internet y leyeron algunos libros, pero todo parecía muy complicado.

-¿Qué vamos a hacer? No podemos manejar un avión sin ayuda -dijo Héctor desanimado. -No te preocupes amigo, encontraremos una solución -respondió José con determinación. Decidieron ir al aeropuerto para hablar con los pilotos y ver si podían darles algún consejo.

Cuando llegaron allí, vieron a un piloto retirado sentado en una banca del parque cercano. Se acercaron tímidamente y le preguntaron si podía ayudarlos. -Claro que sí chicos, yo estaría encantado de ayudarlos -respondió el piloto sonriendo-.

Pero antes deben saber algo importante: pilotear un avión no es fácil ni tampoco es un juego. Es necesario ser responsable, tener disciplina y respetar las normas para poder volar sin peligro.

Los niños asintieron seriamente con la cabeza mientras escuchaban atentamente las palabras del piloto retirado. Él les enseñó lo básico sobre los controles del avión y cómo funcionaba cada uno de ellos. Les explicó también sobre la seguridad e importancia de seguir las instrucciones dadas por el controlador aéreo.

Con mucho entusiasmo, Héctor y José comenzaron a practicar con un simulador de vuelo. Al principio cometieron muchos errores, pero poco a poco fueron mejorando. El piloto retirado los observaba atentamente y les daba consejos para corregir sus errores.

Un día, mientras estaban en plena práctica, recibieron una llamada urgente del controlador aéreo. Un avión militar había perdido el control y necesitaban ayuda para aterrizarlo de manera segura. -¡Tenemos que hacer algo! -dijo Héctor con determinación-.

¡Podemos ayudar! José lo miró incrédulo: ¿Cómo podrían ellos dos ayudar en una situación así? Pero Héctor estaba decidido. Recordó todo lo que habían aprendido hasta ahora y se sintió seguro de poder manejar el avión.

Con mucho miedo pero también mucha valentía, los niños se subieron al avión militar y comenzaron a seguir las instrucciones del controlador aéreo. Con habilidad, lograron estabilizar el avión y llevarlo hacia la pista de aterrizaje sin mayores problemas.

Cuando bajaron del avión, el piloto retirado los felicitó por su gran hazaña:-¡Lo hicieron muy bien chicos! Demostraron que son responsables y disciplinados. Recuerden siempre respetar las normas para poder volar sin peligro.

Desde ese día, Héctor y José se convirtieron en héroes locales y todos los niños querían aprender de ellos sobre cómo pilotear un avión de guerra. Con orgullo compartieron sus conocimientos con otros pequeños soñadores que como ellos deseaban volar alto hacia sus sueños más grandes.

FIN.

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