Los Legañeros y la Aventura del Sueño Perdido



Había una vez, en un mundo diminuto que habitaba dentro de los ojos de los niños, unos seres encantadores llamados legañeros. Eran tan pequeños que, aunque quisieras, ¡no podrías verlos! Su trabajo era muy importante: eran los encargados de producir las legañas que aparecían en los ojos al despertar. Esos pequeños gérmenes de sueños ayudaban a que los niños tuvieran ojos sanos y felices.

Un día, en la habitación de un niño llamado Juanito, un grupo de legañeros se reunió en consejo. Su rey, el más sabio de todos, llamado Don Legaña, miró a sus súbditos con preocupación.

- “¡Queridos legañeros! Hoy nos enfrentamos a un gran desafío,” empezó Don Legaña. - “Juanito no ha estado durmiendo bien. Esos tres días que no ha cumplido con su hora de sueño están rompieron nuestro ciclo de trabajo. Sin suficiente descanso, no podremos hacer nuestras legañas adecuadamente. ¡Las mismas que mantienen sus ojos limpios y relucientes! ”

Los legañeros se miraron entre ellos, preocupados. El pequeño Lito, uno de ellos, levantó su mano.

- “¡Podemos hablar con Juanito y explicarle nuestra misión! Quizás así entienda por qué es tan importante que duerma,” sugirió con entusiasmo.

Todos asintieron y se prepararon para salir. Con un pequeño salto, volaron hasta el ojo de Juanito mientras él estaba distraído jugando con su tablet.

Cuando llegaron, se amontonaron en la pupila de Juanito, creando una especie de brillo misterioso. Él los miró, sorprendido.

- “¿Quiénes son ustedes? ” preguntó Juanito, un poco asustado.

- “¡Hola, Juanito! Somos los legañeros,” dijo Don Legaña con una voz suave. - “Vivimos en tus ojos y nuestro trabajo es hacer que tus legañas mantengan tus ojos felices y saludables.”

- “¿Legañas? ¿Para qué sirven? ” inquirió Juanito, curioso.

- “Las legañas ayudan a proteger tus ojos mientras duermes, eliminando el polvo y los gérmenes. Si no duermes lo suficiente, no podemos hacer nuestro trabajo correctamente y tus ojos pueden sentirse cansados,” explicó Lito.

Juanito pensó un momento y luego dijo:

- “Pero me encanta jugar! No quiero perderme esos momentos de diversión.”

- “Entendemos eso,” intervino Don Legaña. - “Pero dormir es esencial para tu energía y alegría durante el día. Si no descansas, jugar no será lo mismo. Te sentirás cansado y tus ojos también.”

- “¿Entonces, qué puedo hacer? ” preguntó Juanito, sintiéndose un poco culpable.

- “Intenta establecer una rutina. Juega un rato, pero luego apaga la tablet, cepíllate los dientes y acuéstate temprano. Te prometemos que al siguiente día, ¡tus legañas estarán listas para protegerte! ” explicó Lito.

Juanito decidió que debería intentarlo. Los legañeros lo acompañaron en su sueño esa noche y, al despertar, se sintió más fresco y alerta. Se miró al espejo y vio que sus ojos brillaban.

- “¡Funcionó! Gracias, legañeros,” exclamó feliz.

Los legañeros sonrieron y siguieron con su trabajo, creando las legañas necesarias para mantener a Juanito saludable.

A partir de ese día, Juanito aprendió la importancia de dormir bien. Cada noche, se preparaba para ir a la cama a tiempo, prometiéndose cuidar de sus pequeños amigos los legañeros. Y cada mañana al despertar, veía sus ojos relucientes gracias a la tarea que ellos desempeñaban con tanto amor.

Y así, los legañeros continuaron su misión encantadora, difundiendo el mensaje del valor del descanso. Juanito tuvo sueños maravillosos y se convirtió en un niño lleno de energía y alegría, siempre recordando que cada legaña era un reflejo de su dedicación al sueño y al cuidado de sus ojos.

FIN.

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