Los Lobos Galácticos
Había una vez, en lo más profundo del espacio, un grupo de cuatro lobos muy especiales. Estos lobos no eran como los demás lobos que conocemos, ¡no señor! Ellos tenían habilidades mágicas y vivían aventuras increíbles.
Los nombres de estos lobos eran Leo, Luna, Max y Lola.
Cada uno tenía un poder único: Leo podía volar a través de las estrellas, Luna podía hablar con los planetas, Max podía transformarse en cualquier objeto que quisiera y Lola tenía el don de la curación. Un día, mientras exploraban el universo en su nave espacial llamada —"Astrocan" , se encontraron con una bruja solitaria llamada Beatriz.
Beatriz estaba atrapada en una pequeña roca flotante y necesitaba ayuda para regresar a su hogar. - ¡Hola! Soy Leo -dijo el lobo volador-, ¿necesitas ayuda? - Sí, por favor -respondió Beatriz-. Mi escoba mágica se rompió y ahora estoy perdida en el espacio.
Sin dudarlo ni un segundo, los cuatro lobos utilizaron sus poderes para crear un puente mágico que llegara hasta la roca donde estaba Beatriz. Con mucho cuidado, la ayudaron a subir al Astrocan y le ofrecieron un lugar seguro para quedarse.
Beatriz les contó que era una bruja buena y que siempre había querido explorar el espacio. Pero desafortunadamente, había tenido problemas con su escoba mágica y eso la había llevado a estar perdida.
Los lobos se sintieron compasivos hacia Beatriz y decidieron ayudarla a encontrar una nueva escoba. Sabían que en el lejano planeta de Zorgon se encontraba la tienda de escobas más grande y mágica de todo el universo. Así que, con su nave espacial, los lobos y Beatriz partieron hacia el planeta Zorgon.
Durante el viaje, Luna habló con los planetas para pedirles ayuda y todos ellos les enviaron energía positiva. Finalmente, llegaron a Zorgon y encontraron la tienda de escobas. El dueño del lugar era un simpático extraterrestre llamado Bobo.
Él les mostró una gran variedad de escobas, pero ninguna parecía ser perfecta para Beatriz. - ¿Qué haremos ahora? -preguntó Lola preocupada-. No podemos volver sin una nueva escoba para Beatriz.
En ese momento, Max tuvo una brillante idea. Utilizando su poder de transformación, se convirtió en un palo largo y recto. Los demás lobos ayudaron a atar ramitas a uno de los extremos del palo para crear una improvisada escoba.
Beatriz quedó encantada con esta solución creativa y aceptó la nueva escoba con alegría. Juntos regresaron al Astrocan y emprendieron el viaje de vuelta a casa.
Durante el camino de regreso, Beatriz les enseñó a los lobos algunas palabras mágicas simples que podían usar en sus aventuras futuras. También les dio pequeñas piedras mágicas que podrían curar cualquier herida o enfermedad leve.
Cuando finalmente llegaron al lugar donde se encontraba la roca flotante originalmente, Beatriz utilizó su nueva escoba para volar hasta su hogar. Antes de irse, les agradeció a los lobos por su ayuda y amistad. Los cuatro lobos regresaron al Astrocan con una sensación de satisfacción en sus corazones.
Aprendieron que, aunque todos tenían poderes mágicos, la verdadera magia estaba en ayudar a los demás y trabajar juntos como equipo. Desde ese día, Leo, Luna, Max y Lola continuaron explorando el espacio y viviendo muchas aventuras emocionantes.
Siempre recordaban la lección que Beatriz les había enseñado: que la magia reside en cada uno de nosotros cuando extendemos nuestra mano para ayudar a los demás. Y así, esta increíble pandilla de lobos siguió iluminando el universo con su bondad y valentía.
FIN.