Los mágicos cordones desatados
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Cordón Celestial, un niño muy especial llamado Agustín. Agustín tenía la habilidad de desatar cordones mágicos con solo tocarlos.
Esto lo convertía en el único entrenador de cordones desatados del mundo. Agustín vivía felizmente con su familia y todos los días iba a la escuela para enseñar a otros niños cómo desatar sus propios cordones.
Pero había un problema: algunos niños no creían que Agustín pudiera hacerlo, pensaban que era solo un truco o una simple coincidencia. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Agustín se encontró con Sofía, una niña curiosa que siempre llevaba los cordones de sus zapatos desatados.
Agustín se acercó amablemente y le dijo:- Hola Sofía, veo que tus cordones están desatados. ¿Te gustaría aprender a atarlos correctamente? Sofía miró a Agustín con escepticismo y respondió:- No creo que puedas ayudarme. Nadie puede hacerlo.
Agustín sonrió y decidió demostrarle su talento a Sofía. Tomó uno de los cordones de sus zapatos y lo tocó suavemente. Mágicamente, el nudo se deshizo por completo. Los ojos de Sofía se abrieron como platos al ver lo que acababa de presenciar.
- ¡Wow! Eso fue increíble -exclamó emocionada-. ¿Puedes enseñarme cómo hacerlo? Agustín asintió y comenzaron a practicar juntos. Poco a poco, Sofía fue aprendiendo las técnicas para atar y desatar los cordones.
Descubrió que el secreto estaba en la paciencia, la concentración y la habilidad para ver más allá de lo evidente. Con el tiempo, Sofía se convirtió en una experta en atar cordones y comenzó a enseñar a otros niños del pueblo.
Todos quedaron asombrados por su talento y pronto Cordón Celestial se llenó de zapatos con cordones perfectamente atados. Pero un día, algo extraño sucedió. Los cordones de todos los zapatos del pueblo se volvieron locos y comenzaron a anudarse solos.
Nadie sabía cómo detenerlo y esto causó mucho caos y confusión entre los habitantes. Agustín sabía que era hora de intervenir.
Reunió a todos los niños del pueblo en una gran plaza y les dijo:- Amigos, ha llegado el momento de usar nuestros conocimientos para resolver este problema. Recuerden: paciencia, concentración y mirar más allá de lo evidente. Los niños siguieron las palabras de Agustín e intentaron desatar los nudos misteriosos utilizando todas las técnicas que habían aprendido.
Después de mucho esfuerzo, lograron deshacer cada uno de ellos. El pueblo estalló en aplausos mientras Agustín sonreía orgulloso al ver cómo sus alumnos habían utilizado sus habilidades para ayudar a los demás.
Desde ese día, Agustín siguió enseñando a más niños sobre cómo desatar sus propios cordones. Cordón Celestial se convirtió en un lugar donde todos valoraban la importancia del trabajo en equipo, la perseverancia y la confianza en sí mismos.
Y así, Agustín el gran entrenador de cordones desatados, junto con Sofía y todos los niños del pueblo, vivieron felices y llenos de alegría mientras continuaban atando y desatando cordones mágicos.
FIN.