Los Magos de la Navidad
Era una mañana soleada en Torrevieja, y la clase de 2ºC estaba más emocionada que nunca. Faltaban apenas unas semanas para Navidad, y la maestra, la señorita Clara, había preparado una actividad muy especial para sus 25 alumnos.
"¡Chicos! Este año vamos a organizar una sorpresa para la comunidad. Vamos a ser los magos de la Navidad y ayudar a los que más lo necesitan", anunció la señorita Clara con una sonrisa trascendental.
Los niños aplaudieron y gritaron de alegría. Todos querían ayudar, pero ¿cómo lo harían?"Propongo que hagamos un festival de Navidad", sugirió Agustín, un niño de lentes que siempre estaba listo para ayudar.
"¡Sí! ¡Podemos vender cosas para juntar dinero!", agregó Sofía, emocionada.
Los chicos comenzaron a discutir ideas, y rápidamente se dividieron en grupos. Algunos dibujaron carteles, otros ensayaron una obra de teatro, y un par de ellos se ofrecieron para hacer galletas y venderlas durante el festival.
Sin embargo, no todo fue fácil. A medida que avanzaban, surgieron problemas.
"No puedo hacer las galletas, se me quemaron", lloró Camila, una de las chicas más creativas de la clase.
"No te preocupes, Camila. Siempre podemos hacer un equipo y lograr que salgan bien", la animó Mateo.
Camila sonrió, y decidió que seguiría intentándolo junto a Mateo. Mientras tanto, en otro grupo, Carla y Lucas no podían ponerse de acuerdo sobre la decoración del escenario para la obra.
"¡Los copos de nieve son muy navideños!", decía Carla.
"Pero los renos son los más importantes en la Navidad", insistía Lucas, cruzando los brazos.
La discusión dio lugar a un pequeño conflicto, y la señorita Clara intervino.
"Chicos, ¿qué tal si combinan las ideas? Podrían hacer una decoración que tenga copos de nieve y también renos. Así todos están felices", propuso con suavidad.
Los niños se miraron y comenzaron a observar lo que habían creado. Al final decidieron unir sus ideas, y resultó ser algo maravilloso: un escenario decorado con copos de nieve y narices rojas de reno.
El día del festival llegó, y la clase de 2ºC estaba lista. Habían trabajado duro y se habían apoyado mutuamente. Sin embargo, el clima comenzó a cambiar, y se desató una tormenta. Los chicos temieron que todo se arruinara.
"No podemos dejar que la lluvia nos detenga. ¡Podemos llevar nuestro festival al gimnasio de la escuela!", propuso Agustín.
"¡Sí, eso es una gran idea!", dijeron todos. Así que, apresuradamente cubrieron todo lo que podían y corrieron al gimnasio. Al llegar, descubrieron que sus padres ya estaban allí, listos para ayudar.
El festival fue un éxito, aun con el cambio de planes. Los padres aportaron más ideas y empezaron a cocinar juntos. Pronto, las dulces galletas de Camila se convirtieron en la estrella del lugar.
"¡Están riquísimas!", decían los visitantes mientras saboreaban cada bocado.
El festival terminó con una emocionante presentación teatral. Los chicos actuaron, hicieron reír a todos y compartieron el mensaje de ayudar a quienes lo necesitan. Al final del día, lograron juntar suficiente dinero para comprar juguetes y alimentos para una organización benéfica local.
La clase de 2ºC aprendió que el trabajo en equipo, el esfuerzo y la empatía son valores importantes no solo en la escuela, sino en la vida diaria. Y así, bajo la lluvia y el espíritu navideño, se convirtieron en verdaderos magos de la Navidad.
"Hicimos un gran trabajo juntos, chicos. ¡Felicidades!", concluyó la señorita Clara, mientras todos estaban rodeados de sonrisas y abrazos.
Y así, cada uno de ellos entendió que la verdadera magia de la Navidad no se encontraba en los regalos, sino en dar y compartir con los demás.
FIN.