Los Misterios del Instituto San Martín



Era un día cualquiera en el Instituto San Martín. Los estudiantes corrían por los pasillos, algunos se detenían a charlar, otros se preparaban para las clases. Pero un grupo de amigos, compuesto por Valentina, Lucas, Emiliano y Sofía, estaba más interesado en los misterios que en las clases.

"Che, ¿escucharon el rumor de la sala de música? Dicen que está embrujada" - dijo Valentina mientras acomodaba su mochila.

"¡No puede ser!" - exclamó Lucas, con los ojos abiertos de par en par. "Siempre pasan cosas raras ahí, pero, ¿embrujada?"

"Yo creo que es solo una leyenda urbana", comentó Emiliano, escéptico pero intrigado.

"Lo que pasa es que nadie se atreve a investigar. ¿Qué tal si lo hacemos nosotros?" - sugirió Sofía con una sonrisa y una chispa de aventura en sus ojos.

Los amigos decidieron que al día siguiente se infiltrarían en la sala de música después de clases. Al caer la tarde, con un poco de miedo pero mucho entusiasmo, se dirigieron a la sala.

Cuando abrieron la puerta, un chillido resonó y todos se sobresaltaron.

"Fue solo el viento" - dijo Lucas, tratando de aparentar valentía.

La sala estaba llena de instrumentos antiguos cubiertos de polvo, y una extraña sensación los envolvía. Mientras exploraban, Sofía encontró un viejo diario olvidado en un armario.

"¡Miren esto!" - exclamó emocionada.

"¿Qué dice?" - preguntó Emiliano, mientras todos se acercaban para mirar.

Sofía empezó a leer algunas páginas del diario que pertenecía a un músico famoso que había estudiado en esa misma escuela. En sus relatos, contaba sobre un tesoro escondido en la sala de música.

"¿Un tesoro? Esto se pone interesante," dijo Valentina. "Debemos encontrarlo"

Los amigos decidieron que deberían seguir las pistas del diario. Al revisar cada rincón de la sala, encontraron una serie de notas y acertijos que los llevaron a distintas partes del colegio. En cada búsqueda, no solo descubrían secretos sobre la historia del instituto, sino que también fortalecían su amistad.

Un día, encontraron una pista escondida detrás de un viejo piano.

"Esto debe llevarnos a algo importante" - dijo Lucas, preparando su mente para resolver el acertijo.

Siguieron trabajando juntos, pero no todo fue fácil. En medio de la investigación, se enfrentaron a un grupo de estudiantes que querían descubrir el secreto del tesoro para obtener fama.

"¡Ustedes no tienen la menor idea de lo que están haciendo!" - gritó uno de ellos. "¡Déjennos ayudar!"

El conflicto parecía inminente, pero Sofía, con su espíritu conciliador, propuso una solución.

"¿Y si trabajamos todos juntos? Así, si encontramos el tesoro, lo compartimos y hacemos una gran fiesta para toda la escuela"

Después de un momento de duda, los otros chicos aceptaron. Al final, todos juntos trabajaron para desentrañar los últimos secretos del diario.

Tras días de arduo trabajo, dieron con el lugar del tesoro, escondido en un antiguo palco de la sala principal. Al abrir la caja, encontraron no solo monedas y objetos antiguos, sino también una carta que decía: "La verdadera riqueza está en las amistades y en compartir momentos. Este tesoro es para que todos en el instituto celebren juntos."

"Me parece genial, así los nuevos estudiantes también podrán conocer nuestra historia" - sugirió Emiliano.

Y así, el grupo organizó una fiesta en el instituto para toda la comunidad, donde además de festejar, se contaron anécdotas del colegio y se celebró la unión entre los estudiantes.

Juntos, aprendieron que el verdadero valor está en las amistades y que los misterios pueden unir a las personas de formas inesperadas.

Desde entonces, el Instituto San Martín se llenó de energía y risas, conociéndose cada vez más como un lugar donde cada uno, sin importar las diferencias, era parte de una gran familia.

Fin.

FIN.

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