Los Monitos y la Aventura en la Escuela



Había una vez, en la selva, cuatro monitos traviesos llamados Mico, Lio, Tico y Nino. Un día, decidieron que ya era hora de ir a la escuela.

"¡Contemos cuántos somos!" dijo Mico.

"¡Uno, dos, tres… cuatro monitos!" gritaron todos juntos.

Los monitos corrieron por el camino, saltando entre los árboles. Al llegar a la escuela, se encontraron con un gran cartel que decía: 'Bienvenidos a la Aventura del Aprendizaje'.

"¡Contemos cuántas letras tiene la palabra ‘bienvenidos’!" sugirió Lio.

"Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... ¡diez letras!" respondió Tico con entusiasmo.

En la clase, la maestra les pidió que contaran los colores de los lápices en la mesa.

"¡Yo puedo!" dijo Nino.

"Vamos a contar juntos: uno, dos, tres… ¡seis lápices!"

Mientras hacían sus actividades, descubrieron un rompecabezas con cuatro piezas.

"Contemos cuántas piezas hay para armarlo", propuso Mico.

"¡Uno, dos, tres, cuatro!" celebraron todos al instante.

De repente, un fuerte viento voló las piezas por el aire. Los monitos se asustaron.

"¡No! ¿Qué haremos ahora?" preguntó Tico.

"¡No te preocupes!" dijo Lio. "Si contamos las piezas que encontramos, las podremos juntar".

Así, comenzaron a contar: uno, dos, tres… hasta que lograron reunirlas todas.

"¡Hicimos un gran trabajo juntos!" dijeron al unísono.

La moraleja es que siempre, juntos, ¡todo es más fácil! Y contar nos ayuda a solucionar problemas.

Desde ese día, los cuatro monitos sabían que aprender y contar es muy divertido.

FIN.

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