Los Monstruos Bondadosos


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Espeluznante, tres monstruos muy especiales. Se llamaban Terror, Espanto y Tenebroso, y eran conocidos por ser los más temibles del lugar.

Sin embargo, a pesar de su apariencia aterradora, estos monstruos tenían un gran corazón. Un día, mientras paseaban por el bosque cercano al pueblo, escucharon unos sollozos provenientes de una cueva. Curiosos por saber qué ocurría, se acercaron sigilosamente y encontraron a un conejito asustado y perdido.

-¡Oh no! ¡Pobre conejito! -exclamó Terror con preocupación-. ¿Qué te ha pasado? El conejito les contó que se había separado de su familia durante una tormenta y ahora estaba solo y asustado.

-¡No te preocupes! Nosotros te ayudaremos -dijo Espanto con ternura-. Te llevaremos de vuelta con tu familia. Los tres monstruos guiaron al conejito a través del bosque oscuro hasta llegar a la madriguera donde vivían los demás conejitos.

La madre del pequeño conejo estaba desesperada buscándolo y cuando lo vio regresar sano y salvo junto a los monstruos, lloró de alegría. -Agradezco mucho su ayuda -dijo la mamá coneja-. Pensé que nunca volvería a ver a mi hijo.

-No hay problema en absoluto -respondió Tenebroso con amabilidad-. Estamos aquí para ayudar siempre que podamos. A partir de ese día, los habitantes de Villa Espeluznante comenzaron a darse cuenta de que estos tres monstruos no eran tan malos como parecían.

Empezaron a acercarse a ellos y a pedirles ayuda en diferentes situaciones. Un día, una niña llamada Lucía se encontraba perdida en el bosque mientras buscaba su juguete favorito.

Estaba asustada y llorando cuando de repente vio aparecer a Terror, Espanto y Tenebroso. -¡Hola! ¿Pueden ayudarme? Me he perdido -dijo Lucía entre sollozos. -¡Claro que sí! Nosotros te llevaremos de vuelta a casa -respondió Terror con gentileza.

Los tres monstruos acompañaron a Lucía hasta la puerta de su casa, donde sus padres la esperaban angustiados. Le dieron las gracias a los monstruos por haberla encontrado y traído sana y salva. Con el tiempo, los habitantes del pueblo comenzaron a entender que la apariencia no lo es todo.

Aprendieron que juzgar basándose en las apariencias puede llevarlos a perderse grandes amistades y oportunidades para aprender cosas nuevas. Así, Terror, Espanto y Tenebroso se convirtieron en héroes inesperados del pueblo.

Ayudaban siempre que podían: resolvían problemas, cuidaban de los animales abandonados e incluso enseñaban lecciones importantes sobre el valor de la amistad y la bondad.

Y así fue como estos tres monstruos demostraron al mundo que aunque puedas ser diferente o tener una apariencia tenebrosa, lo más importante es tener un corazón lleno de amor y compasión hacia los demás.

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