Los Monstruos de las 5 Emociones



En un colorido y mágico pueblo llamado Sentilandia, habitaban cinco monstruos muy especiales, cada uno representando una emoción diferente. El primero era Alegrón, un monstruo amarillo que siempre sonreía y hacía reír a todos a su alrededor. El segundo era Tristón, un monstruo azul que lloraba gotas de lluvia. El tercero, Enojón, un monstruo rojo que podía soltar chispas cuando se enojaba. El cuarto era Miedín, un monstruo violeta que siempre temía lo peor. Y por último, estaba Pensador, un monstruo verde que siempre razonaba todo y se preocupaba por todo lo que pasaba.

Un día, mientras los monstruos jugaban juntos en el Parque de las Emociones, debatieron sobre qué emoción era la mejor para tener.

-Alegrón: -¡La alegría es la mejor! Todos somos más felices cuando estamos contentos.

-Tristón: -No se puede ser feliz todo el tiempo. La tristeza también es importante. Sin ella, no podríamos valorar la alegría.

-Enojón: -¡No! La ira a veces es necesaria para defendernos.

-Miedín: -¡No! El miedo nos ayuda a seguir seguros. Si no tuviéramos miedo, podríamos hacer cosas peligrosas.

-Pensador: -Chicos, todas las emociones son útiles de diferentes maneras.

Sin embargo, en medio de la discusión, comenzó a llover. No era agua normal, sino gotas de tristeza que caían del cielo.

-Tristón: -¡Es mi lluvia! Parece que el cielo también entiende que hay que sentir tristeza.

Sin embargo, las emociones comenzaron a confundirse: Alegrón se puso muy triste al ver a su amigo llorar, mientras que Enojón se enojaba porque no podía jugar. Miedín sintió terror, pues la lluvia de tristeza lo hacía sentir inseguro.

Entonces, Pensador, que observaba todo con atención, decidió actuar.

-Chicos, ¿qué pasaría si cada uno de nosotros aportara un poco de lo que mejor sabe hacer?

Alegrón pensó y dijo:

-¡Puedo contar un chiste!

-Tristón: -Y yo podría susurrar un recordatorio de que todo pasa, incluso el agua.

-Enojón: -Podría darles un pequeño empujón para que se sientan motivados.

-Miedín: -Voy a hacerles una sombra para protegerlos.

Así, cada uno tomó un papel. Alegrón contó un chiste que hizo reír a todos, Tristón explicaba que era normal sentirse triste de vez en cuando, Enojón motivaba a los demás a jugar a pesar de la lluvia, y Miedín creó un pequeño refugio con ramitas y hojas.

Poco a poco, la lluvia se fue transformando. De gotas de tristeza pasó a ser una suave brisa que llenó de frescura el ambiente.

-Pensador, con su voz serena, dijo: -Ven, amigos. Juntos hemos creado un nuevo clima en Sentilandia: la comprensión y el respeto hacia cada emoción.

Los monstruos se dieron cuenta de que no tenían que luchar con sus sentimientos, sino que cada emoción tenía su momento y su lugar. Celebraron su amistad con un gran abrazo, llenos de agradecimiento por aprender a coexistir.

A partir de ese día, en el Parque de las Emociones, los monstruos de las emociones aprendieron a respetar sus diferencias y trabajar juntos. Nunca más se pelearon.

Y así, el pueblo de Sentilandia se convirtió en el lugar más feliz y equilibrado de todos, donde todas las emociones eran bienvenidas y entendidas.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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