Los Monstruos del Jardín
En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cantores, había un jardín mágico que solo los niños podían ver. En este jardín, vivían unos monstruos muy peculiares que no eran aterradores, sino muy simpáticos y llenos de sorpresas. Un día, un grupo de amigos: Lila, Tomás y Benja, decidieron explorar el jardín.
-Lila, mirá! -dijo Tomás emocionado mientras señalaba una gran puerta de colores brillantes que habían encontrado entre las flores. -
-Si la abrimos, ¿qué pasará? -preguntó Benja, un poco miedoso. -
-No sé, pero tenemos que averiguarlo. ¡Vamos! -dijo Lila, decidida.
Los tres amigos abrieron la puerta y se encontraron en un mundo lleno de criaturas raras. Los monstruos eran animals, de colores vibrantes y tenían ojos enormes que parpadeaban con curiosidad.
-¡Hola, amigos! -gritó uno de ellos, que parecía un gran peluche con patas -Soy Puff, y somos los monstruos del jardín. ¡Bienvenidos! -
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-Hola, Puff! -respondieron los niños un poco sorprendidos pero felices. -
-Podemos jugar con ustedes? -preguntó Lila. -
-Claro, aquí todos somos amigos. Pero hay una regla: ¡No hay que tener miedo! -dijo Puff mientras daba un salto alegre.
Los niños comenzaron a jugar con los monstruos, y pronto se dieron cuenta de que eran muy divertidos. Había uno que podía cambiar de forma llamado Chispa, otro que hacía música con su cuerpo llamado Ritmo, y una que iluminaba la oscuridad llamada Brillo. Pero de repente, el ambiente cambió. Una nube oscura apareció en el cielo del jardín.
-¿Qué es eso? -preguntó Tomás, inquieto. -
-Esa es la Sombra, un monstruo que se siente solo y se ha puesto muy triste. Por eso oscurece el jardín -explicó Puff, preocupado.
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-Y no podemos jugar con la Sombra así -agregó Chispa. -
-Tenemos que ayudarla -dijo Lila. -
-¿Cómo? -preguntó Benja, con miedo. -
-La Sombra necesita amigos. Vamos a buscarla. -
Así que los tres amigos y los monstruos decidieron ir en busca de la Sombra. Caminaron por el jardín, llamando su nombre. Finalmente, la encontraron en un rincón oscuro, solitaria y triste.
-¿Por qué estás así, Sombra? -preguntó Lila. -
-Nadie quiere jugar conmigo porque me ven oscura y fea... -sollozó la Sombra. -
-Nosotros no pensamos eso -dijo Benja. -
-Sí, todos importan en este jardín -agregó Puff. -
-Ven a jugar con nosotros, no tienes que sentirte sola -convocó Ritmo, comenzando a tocar una melodía alegre.
La Sombra miró a los niños y a los monstruos con dudas, pero luego sonrió tímidamente.
-¿De verdad? -preguntó. -
-Claro! Todos somos diferentes, pero eso es lo que hace al jardín especial -aseguró Lila.
La Sombra, emocionada, se unió a ellos. Poco a poco, la nube oscura se fue disipando, y el sol brilló nuevamente sobre el jardín. Todos comenzaron a jugar juntos, riendo y disfrutando. La Sombra se convirtió en un nuevo colorido monstruo, lleno de alegría.
Y así, los niños y los monstruos aprendieron que la amistad no tiene límites y que todos tienen algo especial que ofrecer, sin importar cómo se ven. Desde ese día, el jardín fue el lugar más feliz de todos, donde ninguna sombra podía oscurecer el brillo de la amistad.
Al final, los niños regresaron a su hogar, sabiendo que siempre podrían volver a ese fantástico lugar, donde los monstruos eran amigos y el miedo se convirtió en risas.
FIN.