Los Monstruos y el Concurso de Dulces



Había una vez en un bosque encantado, donde vivían tres divertidos monstruos: Momo, Lila y Tico. Un día, decidieron organizar un concurso de dulces para ver quién podía recolectar más y compartirlos entre todos.

-Momo, ¿cuántos dulces tendrás tú? - preguntó Lila.

-No sé, Lila. Pero tengo un plan: voy a buscar dulces en la cueva de los caramelos. ¿Y vos? - respondió Momo.

-Yo iré al lago de los gomitas. Siempre hay muchas por allí,- dijo Lila emocionada.

-Entonces yo iré a buscar los chicles en el árbol de los sabores,- agregó Tico.

Los tres monstruos se separaron para buscar sus dulces. Momo llegó a la cueva de los caramelos y encontró una gran bolsa repleta de golosinas.

-Uh, ¡tengo que contarlas! – dijo Momo. -Voy a contar: uno, dos, tres, cuatro... ¡siete dulces!

En el lago de las gomitas, Lila también tuvo suerte.

-¡Guau! – gritó Lila al ver un montón de gomitas de colores. -Cuento: uno, dos, tres, cuatro, cinco, ¡seis gomitas!

Mientras tanto, Tico llegó al árbol de los sabores y encontró chicles por todas partes.

-¡Esto es increíble! - exclamó Tico. -Cuento: uno, dos, tres, cuatro, cinco, ¡ocho chicles!

Después de haber recolectado sus dulces, los monstruos se reunieron de nuevo en su punto de encuentro.

-¿Cuántos dulces encontraste, Momo? - preguntó Lila.

-Tengo siete, ¡y son todos caramelos! ,- dijo orgullosamente Momo.

-Yo tengo seis gomitas,- dijo Lila.

-Yo tengo ocho chicles,- dijo Tico sonriendo.

Ahora tenían que compartir todos los dulces.

-Para compartirlos bien, necesitamos sumar nuestros dulces,- dijo Lila.

Momo, Lila y Tico se pusieron a contar:

-¡Siete de Momo más seis de Lila son trece! - exclamó Tico.

-¡Y si sumamos los ocho chicles de Tico, tenemos veintiuno en total! - dijo Momo emocionado.

-Muy bien, entonces, ¿cuántos dulces le daríamos a cada uno? - preguntó Lila.

-Para compartirlos, podemos dividir veintiuno entre tres,- propuso Momo.

Bajo el árbol de los sabores, se pusieron a pensar.

-Bueno, si hay veintiuno y los dividimos entre tres, cada uno se lleva siete y sobra uno,- explicó Tico.

-¡Eso significa que podríamos hacer un “bonito” para el que tenga la idea más loca y divertida para el próximo concurso de dulces! - gritaron a la vez Momo, Lila y Tico.

Los tres se pusieron a pensar distintas ideas mientras disfrutaban de sus dulces. No solo habían aprendido a contar y sumar, sino que además entendieron lo importante que era compartir.

Al final del día, Momo dijo:

-¡Lo que más me gustó fue compartir con ustedes!

Y así, los tres monstruos continuaron disfrutando de su amistad, riendo y dulcificando su mundo, prometiendo más concursos de dulces llenos de risas y aventuras matemáticas.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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