Los mundos mágicos de la biblioteca



Un día soleado, Tomás y Ana decidieron visitar la biblioteca del barrio. Era un lugar enorme, con estanterías que llegaban hasta el techo y un aire misterioso que invitaba a la aventura.

"¿Te imaginas que cada libro sea un mundo diferente?" - dijo Ana, mientras recorrían los pasillos.

"¡Eso sería increíble!" - respondió Tomás con entusiasmo. "Vamos a explorar. ¡Quizás encontramos algo asombroso!"

Empezaron a caminar entre las estanterías, hasta que un libro grande y polvoriento llamó la atención de Ana.

"Mirá este, se llama 'El Reino de los Sueños'" - exclamó, mientras lo sacaba de la estantería. Al abrirlo, una luz brillante salió del interior y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en un mundo lleno de nubes suaves y mariposas de colores.

"¡Estamos volando!" - gritó Tomás, quien en ese instante se dio cuenta de que tenía alas. "Esto es espectacular. Vamos a ver qué más hay aquí."

Los dos amigos comenzaron a volar por el reino. Se encontraron con un grupo de seres alados que estaban organizando una carrera.

"¿Quieren participar?" - les preguntó una mariposa gigante que los miraba con ojos amigables.

"¡Sí!" - respondieron ellos al unísono, y se unieron a la carrera. Mientras volaban, aprendieron a trabajar en equipo para sortear los obstáculos de nubes y a ayudarse entre ellos para ganar velocidad.

Cuando finalmente llegaron a la meta, no eran los primeros, pero recibieron un aplauso de todos los presentes. La mariposa gigante les entregó una medalla especial.

"Esto no es solo para el ganador, es para quienes se esfuerzan y ayudan a otros" - dijo la mariposa.

Ana y Tomás sonrieron, sintiéndose muy orgullosos de lo que habían logrado. Mariposas de diferentes colores comenzaron a envolverlos en una danza festiva, pero cuando las luces comenzaron a parpadear, fueron lentamente regresando al libro.

Al volver a la biblioteca, Tomás dijo:

"¿Te imaginas si pudiéramos ir a otro libro?"

"¡Sí! Ahora sé que podemos ser parte de cualquier historia. Vamos a buscar otro" - respondió Ana, emocionada. Buscaron en otras estanterías hasta que encontraron un libro titulado 'El bosque de los secretos'.

Al abrirlo, los árboles cobraron vida y los invitaron a adentrarse.

"¡Bienvenidos!" - dijo un árbol que tenía cara y voz. "Necesitamos su ayuda. Un viento travieso ha llevado todas nuestras hojas. Sin ellas, el bosque no puede crecer."

Ana, decidida, dijo: "Nosotros ayudaremos. ¿Cómo podemos recuperar las hojas?"

"Sigan al río, ahí encontrarán lo que buscan. Pero, cuidado, el viento es muy juguetón" - advirtió el árbol.

Con valentía, los jóvenes caminaron por el sendero del bosque. De repente, una ráfaga de viento hizo volar todo a su alrededor.

"¡Sujétate, Ana!" - gritó Tomás, mientras ambos intentaban no caerse. Todo giraba, pero con esfuerzo lograron mantener el equilibrio.

Finalmente, llegaron al río y, al mirar en el agua, vieron todas las hojas atrapadas en un remolino.

"¡Mirá! Ahí están!" - dijo Ana. "Necesitamos atrapar las hojas, pero... ¿cómo?"

"Tal vez si formamos una red con ramas y lianas, podamos sacar las hojas. ¡Vamos!" - sugirió Tomás. Unieron sus fuerzas, recolectaron ramas y construyeron una red. Así, lograron pescar algunas hojas del remolino, hasta que, al final, el viento se calmó y regresaron las hojas al bosque.

El árbol se acercó nuevamente, agradecido.

"¡Ustedes son verdaderos héroes!" - exclamó. "Gracias por devolvernos lo que nos hacía falta. Y recuerden, siempre que trabajen en equipo, pueden lograr cualquier cosa."

Al terminar su aventura, Tomás y Ana regresaron a la biblioteca, con sus corazones llenos de alegría.

"Hoy descubrimos que leer no solo es divertido, también puede enseñarnos sobre la amistad, el trabajo en equipo y la valentía" - dijo Tomás, con una sonrisa.

"Sí, cada libro es un mundo, y nosotros solo tenemos que atrevernos a explorarlo" - concluyó Ana, mientras guardaban el libro con nostalgia.

Y así, con cada nuevo libro que descubrían, sabían que cada aventura les enseñaría algo valioso. La biblioteca se convirtió en su lugar favorito, donde cada visita era una nueva oportunidad para aprender y soñar.

FIN.

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