Los nuevos amigos de Sofía


Había una vez una niña llamada Sofía que tenía una gallina llamada Carmela. Sofía quería tener pollitos, pero Carmela no estaba poniendo huevos. La niña se preocupaba mucho por su amiga emplumada y decidió hablar con ella.

"Carmela, ¿estás bien? No has puesto huevos en mucho tiempo", preguntó Sofía. Carmela bajó la cabeza y dijo: "Lo siento, Sofía. Me siento triste porque no tengo un compañero para hacer pollitos".

Sofía entendió el problema de su gallina y decidió buscar una solución para ayudarla. Fue a la tienda de animales local y compró un gallo para Carmela. "Aquí tienes, Carmela. Este es tu nuevo amigo", dijo Sofía mientras presentaba al gallo.

Los días pasaron y el gallo comenzó a cantar cada mañana temprano.

Un día, cuando Sofía fue a reagarrar los huevos matutinos, encontró algo diferente debajo de Carmela: ¡un pequeño huevo! Sofia estaba muy emocionada: ¡finalmente iba a tener un pollito! Espero pacientemente hasta que el huevo se abrió solo y apareció un hermoso pollito amarillo. La alegría de la niña era inmensa al ver cómo la vida crecía dentro del corral con sus nuevos amigos.

Poco después otros tres huevos eclosionaron dando lugar a tres nuevos pollitos más. La felicidad de la niña era completa al ver como los cuatro pollos correteaban juntos por todo el patio trasero.

Con el tiempo los pollitos crecieron fuertes gracias al cuidado de Sofía y Carmela. Y así, la niña aprendió que para tener lo que deseaba debía ser paciente y buscar soluciones creativas a los problemas.

Desde entonces, cada vez que alguien le preguntaba cómo logró tener pollitos, ella respondía con una sonrisa: "Todo lo que necesitas es amor y paciencia".

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