Los Números en el Parque



Era un día soleado en el pequeño pueblo de Aracataca. Andrés, Andrea y Sofía estaban en el colegio, listos para una nueva clase de matemáticas. La maestra, la Sra. Gómez, había preparado una actividad especial.

"Hoy, vamos a aprender sobre las operaciones básicas: suma, resta, multiplicación y división!" dijo la Sra. Gómez con una sonrisa.

Los niños se miraron emocionados. A ellos les encantaba aprender jugando. La Sra. Gómez sacó una bolsa llena de pelotas de colores. Cada pelota tenía un número escrito en ella.

"Cada uno de ustedes elegirá tres pelotas y tendremos que resolver algunos problemas matemáticos. ¡Pero hay un truco! Si respondemos correctamente, podremos ir al parque después de clase!"

Los tres amigos se apresuraron a elegir sus pelotas.

Andrés eligió el 3, el 5 y el 8. Andrea, por su parte, tomó el 1, el 4 y el 6, mientras que Sofía eligió el 2, el 7 y el 9.

"Voy a sumar mis pelotas!" dijo Sofía, mirando a sus amigos.

"Yo restaré las mías!" respondió Andrea, sintiéndose confiada.

"Y yo multiplicaré las mías!" exclamó Andrés, con entusiasmo.

La Sra. Gómez sonrió al ver cómo los niños se comprometían con la actividad.

Después de un rato resolviendo los problemas, llegó el momento esperado.

"¡Han hecho un trabajo excelente! Ahora sí, ¡vayan al parque!"

Los niños gritaron de alegría y corrieron hacia el parque del pueblo, donde el sol brillaba intensamente.

Una vez en el parque, comenzaron a jugar a las escondidas, pero Sofía tuvo una idea.

"¿Y si hacemos un juego de números? Cada vez que alguien encuentra a otro, tiene que hacer una operación matemática!"

Andrés fue el primero en esconderse, mientras que Andrea y Sofía contaban. Al encontrar a Sofía, Andrés le preguntó:

"¿Cuánto es 5 + 3?"

Sofía pensó por un momento y respondió:

"¡8!"

"¡Correcto! Ahora es tu turno de encontrar a Andrea!"

Así, mientras corrían de un lado a otro, los niños fueron resolviendo operaciones cada vez más complejas. Pronto, el juego se convirtió en una gran competencia.

Andrea apareceu.

"Aquí estoy! Ahora, Andrés... ¿cuánto es 4 x 2?"

"¡8!"

"Muy bien! ¡Wow, esto es muy divertido!" se rió Andrea.

Sin embargo, mientras continuaban jugando, notaron que habían perdido la cuenta de cuántas operaciones habían hecho.

"¿Cómo vamos a saber quién ganó?" preguntó Sofia preocupada.

Andrea miró a su alrededor y tuvo una brillante idea.

"¡Vamos a anotar las respuestas en la arena! Cada vez que respondamos correctamente, dibujaremos un número!"

Y así lo hicieron. Mientras jugaban y corrían, dibujaban en la arena cada respuesta correcta. Al final del día, habían creado un hermoso mural lleno de números y operaciones.

"Miren lo que hicimos!" dijo Andrés, orgulloso de su obra.

"Pintamos nuestra propia clase de matemáticas en la arena del parque!" agregó Sofía, entusiasmada.

Los tres amigos se sentaron en la arena y miraron su mural.

"Esto se ve genial! ¿Cómo podría ser nuestro próximo día de matemáticas en el parque?" pensó Andrea.

"Tal vez podamos hacer un concurso de operaciones y el ganador tendrá un premio!" sugirió Andrés.

"O podríamos invitar a otros amigos a unirse y todos aprender juntos!" comentó Sofía.

Decidieron llevar su idea a la Sra. Gómez, quien quedó encantada.

"¡Eso suena maravilloso!" dijo, sonriendo.

Así, el siguiente viernes, el parque de Aracataca se llenó de risas, juegos y números, mientras Andrés, Andrea y Sofía mostraban a todos que las matemáticas también podían ser muy divertidas. El mural en la arena se convirtió en un símbolo de su esfuerzo y creatividad.

Y desde entonces, cada viernes, ellos compartían su amor por las matemáticas jugando al aire libre, rompiendo con la rutina de la clase.

La amistad de estos tres niños, unida por los números, siguió creciendo, y cada operación que resolvían era un paso más hacia nuevas aventuras y descubrimientos.

El parque se llenó de tanto amor por los números, que la noticia llegó hasta los otros niños del pueblo, quienes también empezaron a unirse a ellos en su emocionante aventura matemática.

Así, el parque de Aracataca se convirtió en un lugar donde la diversión y el aprendizaje se fusionaron, recordando a todos que las matemáticas pueden ser mucho más que solo números, son la puerta a un mundo lleno de posibilidades.

FIN.

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