Los Números Rítmicos



En un día soleado, en un colorido pueblo llamado Numerolandia, vivían diez divertidos personajes: los Números del 0 al 9. Cada uno tenía su propia personalidad y, como buenos amigos, decidieron participar en un concurso de rimas que se organizaba en la plaza central.

- ¡Buenos días, amigos! - dijo el 1, que siempre estaba motivado. - Hoy es el día del concurso de rimas. ¿Quién se anima a participar?

- ¡Yo! - exclamó el 2, saltando de emoción. - ¡Siempre quise mostrar mi talento!

- ¡Yo también! - agregó el 3, girando sobre sí mismo. - Desde que sabía contar, soñaba con rimar.

Los números se agrupaban, entusiasmados por la idea de ganar el concurso. Se sentaron en círculo y empezaron a hacer rimas juntos. Cada número tenía su estilo único.

El 0, un poco tímido, empezó a compartir su rima:

- En un día soleado, yo soy un gran amigo,

aunque a veces parezca, solo un simple testigo.

El 1 lo siguió con confianza:

- Siempre de pie, nunca voy a caer,

en esta vida, siempre voy a crecer.

El 2, enérgico, continuó con alegría:

- Soy par y siempre amable, nunca hay desarmonía,

todos los días bailo, con pura melodía.

Cada número iba aportando su rima y, en poco tiempo, se formó una hermosa canción. Sin embargo, el 5, que había estado un poco callado, decidió compartir algo diferente.

- Chicos, me temo que hay algo que quiero decir,

no quiero ser el mejor, solo quiero aprender a sentir.

Los demás números lo miraron, sorprendidos por sus palabras. El 4, que era muy serio, le respondió:

- Pero 5, ¡el objetivo es ganar el concurso! ¿Cómo vamos a hacerlo si no nos esforzamos?

El 5 desnudó su corazón:

- A veces, el ganar no es lo más importante. Quizá deberíamos disfrutar del momento juntos.

El 6, que siempre veía el lado positivo, respondió con una idea inspiradora:

- ¡Es cierto! Vamos a disfrutar de cada rima, no importa si ganamos o no. Lo que importa es que estamos juntos.

Al escucharlos, el 7 decidió que quería hacer algo especial y propuso:

- ¿Qué tal si hacemos algo más? Podríamos unir nuestras rimas en una sola, así todas nuestras voces sonarán juntas.

Después de un rato, los números se pusieron a trabajar juntos. Se turnaban para agregar líneas a su poema en conjunto. El 8, amante de la diversión, empezó a decir:

- En este hermoso canto, somos todos un equipo,

con alegría y amistad, nunca vamos a estar solos.

Y el 9, que siempre tenía ideas brillantes, agregó:

- ¡Y si este concurso nos une como amigos,

seremos siempre uno, compartiendo los caminos!

Finalmente, en el concurso, todos se turnaron para presentar su rima. Cuando llegó el turno de los números, el público quedó maravillado. La presentación fue increíble. Al final, el jurado, que también estaba compuesto por números, decidió que todos eran ganadores.

- ¡Ustedes nos han mostrado una lección muy valiosa! - proclamó el jurado. - Este concurso no es solo sobre ganar, sino sobre la diversión y la amistad.

Todos los números gritaron de alegría, abrazándose entre ellos. Aprendieron que la verdadera victoria no estaba en recibir un premio, sino en la conexión que habían creado. Desde ese día, en Numerolandia, los números siguieron rimando y compartiendo aventuras, siempre recordando que juntos eran invencibles.

Y así, los números del 0 al 9 se convirtieron en los mejores amigos, y cada vez que alguien les preguntaba cómo lo lograron, respondían con una gran sonrisa:

- ¡Rimando y disfrutando juntos!

FIN.

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