Los ojos de Luna


Había una vez un pequeño pueblo llamado Colores, donde todos los habitantes tenían ojos de colores comunes como marrones, verdes y azules.

Sin embargo, un día llegó al pueblo una niña con unos ojos de colores extraños: rojo y morado. La niña se llamaba Luna y había sido abandonada en el bosque cuando era bebé.

Los habitantes del pueblo no sabían qué hacer con ella debido a sus extraños ojos, así que decidieron dejarla en la puerta de la casa del anciano del pueblo. El anciano, al ver a la pequeña Luna, no pudo evitar sentir compasión por ella y decidió adoptarla.

A medida que Luna crecía, se daba cuenta de que era diferente a los demás niños del pueblo por sus ojos. Un día, mientras jugaba en el bosque con los otros niños del pueblo, escuchó unas voces extrañas provenientes de una cueva cercana.

Al principio tenía miedo pero su curiosidad fue más fuerte y decidió investigar. Al entrar en la cueva encontró a dos criaturas extrañas: un hada y un duende. El hada le explicó que ella era especial porque sus ojos eran capaces de ver cosas que los demás no podían percibir.

Luna estaba emocionada por esta revelación pero también asustada porque sabía que si contaba lo ocurrido sería vista aún más como una rareza entre sus vecinos.

Fue entonces cuando el duende le dio un consejo muy sabio: "No tengas miedo de ser diferente. Todos somos únicos e irrepetibles". A partir de ese momento Luna empezó a usar su habilidad para ayudar a los demás.

Gracias a sus ojos pudo encontrar objetos perdidos, detectar peligros y hasta descubrir un tesoro escondido en el bosque. Los habitantes del pueblo se dieron cuenta de que Luna era una niña muy especial y empezaron a valorarla por quien era.

Aprendieron que la diversidad es algo hermoso y que cada persona tiene algo único que ofrecer al mundo. Luna se convirtió en una heroína local y su historia inspiró a muchos otros niños a aceptarse tal como son, sin importar lo diferente que puedan parecer.

Y así, gracias a sus ojos de colores extraños, Luna logró enseñarle al pueblo entero una importante lección sobre aceptación y amor hacia uno mismo.

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