Los ojos de Natalia



Había una vez una niña llamada Natalia, que desde pequeña tenía el sueño de convertirse en una gran escritora. Pasaba horas y horas leyendo libros y escribiendo cuentos en su diario.

Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con un anciano sabio que le preguntó:- ¿Qué haces tan concentrada escribiendo ahí? - Estoy escribiendo un cuento para mi clase de literatura. Quiero ser escritora cuando sea grande -respondió Natalia con entusiasmo.

El anciano sonrió y le dijo:- Si quieres ser escritora, debes aprender a observar el mundo que te rodea. Debes prestar atención a los detalles más pequeños porque son los que hacen la diferencia en tus historias.

Natalia asintió con la cabeza y decidió seguir los consejos del anciano sabio.

Durante las siguientes semanas, empezó a pasear por su barrio con atención especial a todo lo que la rodeaba: las personas en la calle, los colores de los edificios, los olores del mercado local. Un día, mientras observaba detenidamente a un gato jugando en su jardín trasero, escuchó unos ruidos extraños provenientes del árbol cercano. Al acercarse descubrió que había un pájaro atrapado entre las ramas.

Sin pensarlo dos veces, Natalia subió al árbol para salvar al pobre animalito. Después de liberarlo volvió a casa llena de alegría y decidió incluir esta experiencia en uno de sus cuentos.

Con el tiempo, Natalia se convirtió en una excelente escritora gracias a sus habilidades de observación y su creatividad. Publicó su primer libro a los 18 años y desde entonces, se convirtió en una autora reconocida en todo el mundo.

La lección que Natalia aprendió fue que para ser un buen escritor, debes estar dispuesto a explorar el mundo que te rodea y encontrar inspiración en las cosas más inesperadas.

Y así, ella siguió escribiendo historias maravillosas que inspiraron a muchos niños como ella a perseguir sus sueños con pasión y perseverancia.

FIN.

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