Los ojos del corazón



Había una vez un bebé muy especial llamado Benito. Desde que nació, sus ojos permanecían cerrados, impidiéndole ver el hermoso mundo que lo rodeaba. Sus padres estaban preocupados y tristes, pero no se rendían.

Un día, mientras paseaban por el parque, escucharon una melodía alegre proveniente de un viejo músico callejero llamado Don Emilio. Su guitarra resonaba con notas mágicas que llenaban el aire de alegría.

Curioso por conocer la fuente de aquel sonido, Benito movió sus pequeñas manitas en el aire y soltó una risita. El músico notó al bebé y se acercó a él con una sonrisa amable. "Hola pequeño amigo ¿Cómo estás?" -preguntó Don Emilio con afecto.

Los padres de Benito le explicaron la situación y cómo su hijo no podía abrir los ojos para ver el mundo. Don Emilio reflexionó unos segundos y luego dijo: "Tengo una idea maravillosa para ayudar a Benito".

Sacó su flauta mágica del bolsillo y sopló una melodía especial hacia los oídos del bebé. Al instante, algo increíble sucedió. Los párpados de Benito comenzaron a temblar y poco a poco se abrieron revelando dos hermosos ojos brillantes como luceros.

Todos quedaron asombrados ante este milagro. Pero lo más sorprendente fue que ahora Benito podía ver el mundo por primera vez en su vida. Desde ese momento, Benito descubrió un universo lleno de colores vibrantes, formas fascinantes y rostros sonrientes.

Sus padres lloraron de alegría al ver el asombro en los ojos de su pequeño.

A medida que Benito crecía, se dio cuenta de lo afortunado que era por poder ver y decidió aprovechar cada instante para explorar el mundo con sus nuevos ojos. Un día, mientras caminaba por un bosque encantado, Benito escuchó un llanto desesperado. Siguió el sonido hasta encontrar a una pobre ardillita atrapada en una red. "¡No te preocupes! ¡Voy a ayudarte!" -exclamó Benito con determinación.

Con mucho cuidado, liberó a la ardillita y esta le agradeció con saltitos de felicidad. A partir de ese momento, Benito se convirtió en un defensor de los animales y siempre buscaba la forma de ayudarlos.

Tiempo después, durante una visita al circo local, Benito notó que uno de los elefantes parecía triste y cansado. Descubrió que estaba siendo maltratado por el domador.

Sin dudarlo un segundo, Benito fue corriendo hacia él y comenzó a hablarle dulcemente al elefante mientras acariciaba su enorme trompa. El animal sintió el amor y la bondad en las palabras del niño y decidió rebelarse contra su opresor.

El circo cambió sus políticas gracias a la valentía de Benito y todos los animales fueron liberados para vivir en santuarios donde serían protegidos adecuadamente. La historia del bebé que nunca vio el mundo pero aprendió a abrir sus ojos al amor y la empatía se hizo famosa en todo el país.

Benito se convirtió en un ejemplo para todos los niños, recordándoles que no importa las dificultades que enfrenten, siempre pueden hacer una diferencia positiva en el mundo.

Y así, Benito vivió una vida llena de aventuras y enseñanzas valiosas, mostrando a todos que incluso cuando no podemos ver con nuestros ojos físicos, podemos abrir nuestro corazón y ver la belleza del mundo de manera diferente pero igualmente hermosa.

FIN.

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