Los ositos mágicos y su caja especial


Había una vez en un lejano bosque, un grupo de ositos muy especiales. Estos ositos eran mágicos, pues tenían la habilidad de cambiar de tamaño a voluntad.

Vivían felices en su hogar, pero había un pequeño problema: cada uno debía ser guardado en su caja correspondiente según su tamaño. Un día, los ositos decidieron hacer una competencia para ver quién era el más hábil cambiando de tamaño y así demostrar su destreza.

El premio sería una deliciosa tarta de miel que habían preparado con mucho cariño. Los ositos se alinearon frente a sus cajas y comenzó la competencia. El primero fue Osito Grande, el más grande de todos.

Con un simple chasquido de sus patitas, se encogió hasta quedar del tamaño perfecto para entrar en su caja. -¡Lo logré! -exclamó emocionado mientras saltaba dentro de la caja. Luego fue el turno de Osito Mediano, quien también logró ajustarse perfectamente a su caja con mucha destreza.

-¡Soy todo un experto! -dijo orgulloso antes de cerrar la tapa. Finalmente llegó el turno de Osito Pequeño, el más diminuto de todos.

Miró su pequeña caja y luego miró a sus compañeros que ya estaban guardados en las suyas. Sabía que si trataba de enagarrarse aún más no podría volver a crecer hasta alcanzar su tamaño normal. -¿Qué voy a hacer? Mi caja es demasiado grande para mí -se preocupó el Osito Pequeño.

Sin embargo, decidió no rendirse y buscar una solución. Comenzó a pensar en cómo podía resolver el problema, hasta que tuvo una brillante idea. Corrió hacia la cocina y agarró un poco de algodón.

Luego, volvió a su caja y comenzó a llenarla con el algodón. Poco a poco, la caja se fue ajustando al tamaño del Osito Pequeño. -¡Lo logré! -exclamó feliz mientras saltaba dentro de su caja perfectamente ajustada.

Cuando los demás ositos vieron lo que había hecho, aplaudieron emocionados por su ingenio y valentía. -¡Eres todo un campeón! -dijeron al unísono. El osito demostró que no importa cuán pequeño o grande seas, siempre hay una manera de enfrentar los desafíos y encontrar soluciones creativas.

Su valentía e ingenio le habían permitido superar cualquier obstáculo en su camino. Desde ese día, los ositos aprendieron que cada uno tiene habilidades únicas y diferentes tamaños, pero todos son igualmente importantes.

Aprendieron a valorarse mutuamente y trabajar juntos para ayudarse en cualquier situación. Y así, los ositos siguieron viviendo felices en su hogar mágico del bosque, sabiendo que nunca más tendrían problemas para entrar en sus cajas gracias al ingenio del Osito Pequeño.

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