Los Osos Compartidos


En lo profundo de la selva vivían dos amigos muy especiales: Oso de Anteojos y Oso Perezoso de Kinder. Oso de Anteojos era un oso curioso, inteligente y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Por otro lado, Oso Perezoso de Kinder era más tranquilo, amante del descanso y disfrutaba pasar el tiempo saboreando su chocolate. Un día, mientras caminaban por la selva en busca de frutas para comer, encontraron un árbol lleno de deliciosas manzanas.

Ambos se emocionaron al verlas, pero al mismo tiempo sintieron que solo había suficientes manzanas para uno solo. "¡Qué suerte encontrar este árbol con tantas manzanas!", exclamó Oso de Anteojos emocionado. "Sí, es genial.

Pero parece que no hay suficientes para los dos", respondió preocupado Oso Perezoso de Kinder. Ambos se miraron pensativos por un momento hasta que finalmente Oso Perezoso propuso:"¿Y si aprendemos a compartir las manzanas? Así los dos podremos disfrutarlas juntos.

"Oso de Anteojos dudó al principio, ya que le costaba mucho compartir sus cosas. Pero al ver la generosidad y bondad en los ojos de su amigo, decidió aceptar la propuesta. Así fue como empezaron a recolectar las manzanas juntos.

Cada uno tomaba una y luego pasaba la siguiente al otro. Se sorprendieron al darse cuenta de que compartiendo las manzanas no solo disfrutaban el doble sino que también se sentían más felices.

De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del otro lado del bosque. Decidieron ir a investigar y descubrieron a un pajarito herido en el suelo. Sin dudarlo, decidieron ayudarlo llevándolo a su cueva para cuidarlo y darle agua.

Los días pasaron y el pajarito se recuperó gracias a los cuidados amorosos de Oso de Anteojos y Oso Perezoso. A cambio, el pajarito les enseñó canciones hermosas que alegraban sus días en la selva.

Una mañana, mientras compartían las últimas manzanas del árbol juntos con el pajarito cantando melodías dulces, ambos amigos entendieron una gran lección: compartir no solo hace feliz a quienes reciben sino también a quienes dan.

Desde ese día en adelante, Oso de Anteojos y Oso Perezoso se convirtieron en los mejores amigos inseparables que aprendieron que todo es mejor cuando se comparte con amor y generosidad. Y así vivieron felices compartiendo aventuras inolvidables en la maravillosa selva donde habitan. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡compartir es vivir!

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