Los Osos Viajeros y la Ciudad de Humor
Había una vez tres osos que vivían en un hermoso bosque. Sus nombres eran Panda, Polar y Pardo. Cada uno tenía su personalidad especial: Panda era juguetón, Polar era sabio, y Pardo era siempre el más curioso del grupo. Un día, mientras exploraban, encontraron un viejo mapa que prometía llevarlos a la Ciudad de Humor.
"¿Qué será eso?" - preguntó Pardo, mirando con sus grandes ojos curiosos.
"¡Vamos a averiguarlo!" - exclamó Panda emocionado.
"Pero, ¿cómo sabemos que será seguro?" - objetó Polar con una sonrisa sabia.
Sin dudarlo, decidieron emprender el viaje. Reunieron algunos bocadillos y se pusieron en marcha. Tras varios días de caminata, llegaron a la Ciudad de Humor, donde los caminos eran de colores vivos y la risa resonaba en el aire.
Al entrar, los tres osos se sorprendieron al ver a los habitantes. Todos tenían narices de payaso y sonrisas enormes.
"¡Bienvenidos a la Ciudad de Humor!" - gritó Moni, un oso de pelaje arcoíris. "Aquí, todo el mundo cuenta chistes y ríe sin parar."
Los osos se sintieron felices. Decidieron participar en un concurso de chistes. Panda empezó:
"¿Cuál es el colmo de un oso? ¡Tener una miel de dientes!"
La multitud se rió a carcajadas. Luego fue el turno de Polar.
"¿Por qué los pájaros no usan Facebook? ¡Porque ya tienen Twitter!"
Más risas resonaron en la ciudad. Finalmente, llegó el turno de Pardo.
"¿Qué hace una abeja en el gimnasio? ¡Zum-ba!"
Los aplausos y risas fueron ensordecedores.
Al finalizar el concurso, los tres osos fueron premiados con un hermoso trofeo en forma de nariz de payaso.
"¡Este será un gran recuerdo de nuestro viaje!" - dijo Panda, brillando de felicidad.
"Pero lo más importante es que nos divertimos juntos y hicimos nuevos amigos" - añadió Polar.
"¿Qué tal si hacemos un chiste más para despedirnos de la ciudad?" - sugirió Pardo.
"¡Por supuesto!" - respondieron Panda y Polar.
Los tres pensaron un chiste genial juntos y lo compartieron con todos.
"¡Prometemos volver!" - gritaron los tres osos al unísono mientras se despedían.
Entonces, con el corazón lleno de alegría y risas, regresaron a su bosque sabiendo que el verdadero humor estaba en la unión y la amistad. Desde entonces, cada vez que querían recordar su aventura, se reunían bajo un gran árbol y contaban chistes, asegurándose siempre de que la risa nunca faltara.
Y así, los tres osos continuaron viajando y compartiendo su buen humor por todas partes, aprendiendo que cada lugar tiene su propio color y sabor.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.