Los pasos de Emiliano


Había una vez un niño llamado Emiliano, que desde pequeño mostraba un gran interés por la música y el baile.

Siempre que escuchaba alguna canción, sus pies comenzaban a moverse solos y su cuerpo seguía el ritmo de la melodía. Un día, Emiliano decidió ir a una clase de baile en su barrio para aprender más sobre sus movimientos favoritos.

Al principio se sintió un poco tímido al ver a los otros niños bailando con tanta seguridad y habilidad, pero pronto se dio cuenta de que lo importante era disfrutar del momento y divertirse. "Hola, ¿eres nuevo aquí?", le preguntó Carla, una niña que había notado su presencia en la clase. "Sí", respondió Emiliano tímidamente.

"No te preocupes, todos empezamos así. Lo importante es no tener miedo de equivocarse y seguir practicando", dijo Carla con una sonrisa tranquilizadora. Emiliano tomó las palabras de Carla como un consejo sabio y comenzó a aplicarlo durante las clases.

Aunque cometía errores en algunos pasos, nunca dejaba de intentar mejorar su técnica y siempre estaba dispuesto a recibir críticas constructivas de sus profesores o compañeros.

Con el tiempo, Emiliano se convirtió en uno de los mejores bailarines de la clase. Sus movimientos eran precisos y elegantes, pero lo más importante era que transmitían su alegría por la música y el baile.

Un día, mientras paseaba por el parque con su familia después del almuerzo, Emiliano escuchó música proveniente del kiosco cercano. Era un grupo musical tocando canciones populares para entretener a los transeúntes. Emiliano no pudo resistirse y comenzó a bailar en medio del parque, rodeado de curiosos que se detenían para verlo.

Sus padres sonrieron con orgullo al ver el talento de su hijo, mientras que los músicos lo acompañaban con sus melodías. "¡Muy bien Emiliano! ¡Eres un verdadero artista!", exclamó uno de los músicos después de la presentación improvisada.

Desde entonces, Emiliano se convirtió en una figura popular del barrio por su habilidad y pasión por el baile. Participaba en eventos locales y competencias regionales, siempre enfocado en demostrar su talento y llevar alegría a todos aquellos que lo veían bailar.

Emiliano aprendió una lección valiosa: nunca hay que tener miedo a probar algo nuevo. A través del esfuerzo y la dedicación, podemos alcanzar nuestras metas y convertirnos en mejores personas cada día.

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