Los Pasos de Katy y los Números del Abuelo



Katy era una niña muy alegre y divertida. Le encantaba pasar tiempo con su mamá, quien siempre la apoyaba en todo lo que hacía.

Además, a Katy le gustaba mucho bailar, así que su mamá la llevaba a clases de ballet todas las semanas. Un día, mientras estaban en casa, el abuelo Rubén vino de visita.

Aunque él no compartía el amor de Katy por el baile, siempre se divertían juntos haciendo otras cosas como leer cuentos o jugar juegos de mesa. Pero un día, cuando Katy estaba haciendo sus tareas escolares en la sala junto a su abuelo, ella empezó a tener problemas con las matemáticas.

No podía entender cómo resolver los problemas y se frustró mucho. -Abuelo Rubén -dijo Katy con lágrimas en los ojos-, no entiendo nada de matemáticas. -No te preocupes, mi niña -respondió él-. Yo también tenía problemas con eso cuando era joven. Pero si quieres puedo ayudarte.

Katy asintió y se sorprendió al descubrir que su abuelo era realmente bueno en matemáticas. Él le explicó los conceptos básicos y juntos resolvieron algunos ejercicios difíciles.

Desde ese día en adelante, Katy aprendió algo nuevo sobre su abuelo: aunque él no compartiera todos sus intereses y pasatiempos favoritos, aún podía enseñarle muchas cosas importantes. Y ella descubrió que aprender nuevas habilidades puede ser emocionante e incluso divertido.

Con el tiempo, Katy mejoró notablemente en matemáticas gracias a la ayuda de su abuelo Rubén. Y aunque nunca dejó de amar el baile ni pasarlo bien junto a su mamá, también descubrió una nueva pasión por los números y las matemáticas.

Así que aprendió que no hay nada malo en tener intereses diferentes a los de los demás, porque siempre podemos aprender algo nuevo de aquellos que nos rodean. Y eso es lo más importante.

FIN.

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