Los pasos de papá



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Camila. Camila siempre sintió que algo en su vida no estaba del todo claro. Había secretos y silencios que la rodeaban desde que tenía memoria.

Su abuela, doña Rosa, siempre evitaba hablar sobre el pasado de la familia y sus padres cambiaban de tema cada vez que ella preguntaba.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, Camila vio un viejo baúl cubierto de polvo en el desván. Con curiosidad, lo abrió y encontró una serie de cartas amarillentas y fotografías antiguas. En una de las cartas leyó: "Para mi querida Camilita, con amor eterno, papá".

Esa carta despertó aún más su intriga y decidió ir a buscar respuestas. - Abuela, ¿quién era mi papá? -preguntó Camila con determinación.

- Ay, Camilita querida, tu papá fue un hombre maravilloso pero ya no está con nosotros -respondió la abuela evitando mirarla a los ojos. - ¿Por qué nunca me hablaste de él? Quiero saber quién era realmente -insistió la niña. La abuela suspiró profundamente y decidió contarle toda la verdad a Camila.

Le explicó que su padre había sido un gran escritor y poeta que viajaba por el mundo en busca de inspiración para sus historias. Un día, mientras estaba en un lejano país, recibieron la noticia devastadora de que había fallecido en un accidente.

La familia decidió guardar luto y proteger a Camila del doloroso recuerdo. Camila se sintió triste al principio pero luego comprendió por qué todos habían decidido mantenerlo en secreto.

Sin embargo, esa revelación despertó en ella una pasión por descubrir más sobre su padre y seguir sus pasos como escritora. Decidió entonces emprender un viaje por los lugares donde su padre solía escribir para conocer más sobre él y encontrar inspiración para sus propias historias.

En cada ciudad encontraba pistas sobre la vida de su padre: poemas inéditos guardados en bibliotecas antiguas, relatos contados por lugareños que lo recordaban con cariño e incluso algunas personas tenían fotografías junto a él.

Con cada descubrimiento, Camila sentía cómo crecía dentro de ella el amor hacia ese padre desconocido pero presente en cada palabra escrita por él. Finalmente regresó a Villa Esperanza con el corazón lleno de historias por contar. - Abuela, gracias por contarme la verdad sobre papá.

Ahora sé quién era realmente y quiero honrar su memoria siguiendo mis sueños como escritora -dijo Camila emocionada.

Doña Rosa sonrió con orgullo al ver la determinación de su nieta y juntas decidieron abrir aquel baúl lleno de secretos para convertirlos en cuentos llenos de magia y amor que compartirían con el mundo entero.

Y así, entre letras e imaginación, Camila encontró las respuestas que tanto buscaba sobre su pasado y construyó un futuro brillante basado en la verdad y el amor familiar.

FIN.

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