Los Patitos en el Agua Muy Felices



En una hermosa laguna rodeada de frondosos árboles, vivía una familia de patos. Eran cuatro patitos: Pinto, Manchita, Tilo y Luli. Todos los días, disfrutaban de nadar en el agua cristalina, chapoteando y buscando pequeñas mosquitas para comer.

"¡Miren!" -dijo Pinto un día, mientras salpicaba agua a su alrededor con un movimiento de sus patas. "¡Hoy el agua se siente más fresca!".

"Sí, es verdad, Pinto. ¡Vamos a ver quién puede nadar más rápido!" -exclamó Tilo, agitándose emocionado.

"¡Yo soy el mejor nadador!" -afirmó Manchita con orgullo. "Nadie puede ganarme!" -brincó mientras se preparaba para la carrera.

Así, los patitos se alinearon en la orilla, listos para competir. "En tres, dos, uno... ¡A nadar!" gritó Luli, saltando al agua primero. Todos los patitos la siguieron, chapoteando alegremente.

La carrera era muy reñida. Tilo, que tenía mucha energía, tomó la delantera. "¡Vengan, vengan! ¡Soy el más rápido!" -gritaba entre risas. Pero Manchita, que tenía una estrategia pensada, lo siguió de cerca.

De repente, un pato más grande y fuerte, llamado Don Patón, llegó a la laguna. "¿Qué es todo este alboroto?" -preguntó con voz profunda.

Los patitos, al verlo, se detuvieron y se acercaron. "Estamos compitiendo a ver quién nada más rápido" -respondió Luli, con un poco de timidez.

"¿Puedo unirme? Apuesto a que puedo ganarles a todos" -dijo Don Patón, sonriendo. Los patitos, emocionados y un poco intimidados, aceptaron.

"Claro que sí, Don Patón, ¡vamos a hacerlo!" -exclamó Manchita, dejando de lado su orgullo.

La carrera se volvió aún más intensa. Los patitos se esforzaron al máximo, pero Don Patón, con sus largas alas y grandes patas, iba mucho más rápido.

"¡No es justo!" -murmuró Tilo. "No podemos competir con un pato tan grande."

"Es verdad... Pero a veces no se trata solo de ganar. También se trata de disfrutar lo que hacemos" -reflexionó Luli.

En ese momento, Pinto tuvo una gran idea. "¡Ya sé! ¿Qué tal si hacemos una carrera en equipos?"

Todos se miraron emocionados. "¡Sí! ¡Eso suena genial!" -dijeron a coro. Así que decidieron formar equipos, y al final se divirtieron mucho más, ayudándose unos a otros en lugar de competir.

"Al final no importa quién gane" -dijo Pinto, mientras llegaban juntos a la meta. "Lo importante es que nos divertimos y aprendimos unos de otros".

Don Patón, con una gran sonrisa, asintió. "Exactamente. A veces, ser parte de un equipo y disfrutar juntos es más divertido que ganar".

Desde aquel día, los patitos no solo aprendieron a nadar más rápido, sino que también entendieron el valor de la amistad y la colaboración. Cada vez que se aventuraban en el agua, lo hacían juntos, haciendo de cada nado un juego lleno de risas.

Y así, en la laguna, los patitos eran cada vez más felices, disfrutando de su tiempo juntos, sabiendo que siempre podían contar los unos con los otros, sin importar las circunstancias.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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