Los patitos y el misterio de la laguna



En un hermoso día de primavera, en una laguna rodeada de flores y árboles, un grupo de patitos nadaba muy felices. Los patitos eran cinco: Pipo, Lala, Tito, Nena y Kiko. Ellos pasaban los días explorando la laguna, jugando a nadar y buscando chapoteos.

"¡Miren cuán claro está el agua hoy!" - exclamó Pipo, chapoteando con entusiasmo.

"Sí, y las flores cerca del agua están más lindas que nunca" - agregó Lala, admirando los lirios que crecían en la orilla.

Un día, mientras nadaban, notaron algo extraño en el fondo de la laguna. Era un objeto brillante.

"¿Qué será eso?" - se preguntó Tito, que siempre tenía una gran curiosidad.

"¡Vamos a investigar!" - sugirió Nena, emocionada.

Los patitos se acercaron y vieron que el objeto era un viejo tesoro cubierto de lodo. Entre risas y chapoteos, comenzaron a sacarlo del agua.

"¡Es un cofre!" - gritó Kiko, mientras sus patitas intentaban abrirlo.

"¿Qué habrá dentro?" - preguntó Lala, con los ojos brillantes.

Tras varios intentos, lograron abrir el cofre. Dentro, encontraron monedas de colores, joyas brillantes y un mapa antiguo.

"¡Es un tesoro!" - se emocionó Tito, mientras revisaba las monedas.

"Pero, ¿qué hacemos con esto?" - preguntó Nena.

Los patitos, aunque estaban encantados con su hallazgo, comenzaron a pensar en las historias de aquellos que había perdido el tesoro.

"No podemos quedarnos con esto, tal vez alguien lo esté buscando" - dijo Pipo, mirando a sus amigos.

"¡Es cierto!" - respondió Lala, convencida. "Deberíamos intentar encontrar al dueño."

El grupo decidió seguir el mapa que había en el cofre, que los llevó a través de un sendero lleno de flores hacia el bosque.

"Este mapa debe llevarnos a un lugar especial" - dijo Kiko, emocionado por la aventura.

"¿Creen que habrá más tesoros?" - preguntó Tito, soñador.

Tras caminar un buen rato, llegaron a un claro del bosque donde había un árbol gigante. Al pie del árbol había un anciano pato que los miraba muy sorprendido.

"¿Qué hacen ustedes aquí, pequeños?" - les preguntó el pato, con una voz tierna.

Los patitos le contaron sobre el tesoro que encontraron y le mostraron el cofre con todas las riquezas.

"Ah, ese tesoro me pertenece. Hace mucho tiempo, tuve que esconderlo por una tormenta que se avecinaba. Gracias por encontrarlo" - explicó el anciano con gratitud.

"¿Podemos quedarnos con una moneda?" - preguntó Nena, algo tímida.

"Claro, pero solo si prometen usarla para hacer algo bueno" - contestó el anciano pato.

Los patitos se miraron entre sí y asintieron. Así fue como eligieron usar la moneda para comprar semillas y plantar un jardín a la orilla de la laguna, para que todos los animalitos pudieran disfrutar de las flores y la sombra.

"¡Hicimos algo maravilloso!" - exclamó Lala tras plantar la última semilla.

"Y lo mejor es que lo hicimos juntos" - agregó Pipo, feliz.

Desde aquel día, la laguna no solo fue un lugar de juegos, sino también un hermoso jardín lleno de vida y colores, donde todos, patitos y otros animales, podían venir a disfrutar.

Y así, los cinco patitos aprendieron que compartir, ayudar a otros y trabajar en equipo les traería más alegría que cualquier tesoro material. Y todos nadaron felices, contando historias sobre su aventura, mientras las flores florecían y el sol brillaba, recordando siempre que un gesto de bondad puede cambiar el mundo a su alrededor.

FIN.

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