Los Peces del Estanque Sur



En un hermoso día de primavera, en un pequeño pueblo, existía un estanque llamado Estanque Sur. Era conocido por sus aguas cristalinas y sus coloridos peces que nadaban felices. Cada uno de estos peces tenía una personalidad especial. Entre ellos se encontraban: Lila, la curiosa; Bruno, el bromista; y Nube, la soñadora.

Un día, mientras nadaban, Lila exclamó:

"¡Chicos, quiero ir a explorar más allá de este estanque! He escuchado que hay un río mágico que lleva a lugares maravillosos."

Bruno, siempre con una broma lista, respondió:

"¿Y si encontramos un pez gigante que nos quiere comer? ¡No, gracias!"

Nube, que siempre pensaba en lo bonito, agregó:

"Pero, ¿y si descubrimos paisajes hermosos y nuevos amigos? Sería una aventura única."

Así, convencidos por el entusiasmo de Nube, decidieron partir juntos. Así fue como los tres amigos comenzaron una travesía llena de emociones.

Nadaron y nadaron, y pronto se encontraron con una corriente que los llevó rápidamente al río mágico. Era más grande y más hermoso de lo que habían imaginado. Pero al llegar, se dieron cuenta de que la corriente era muy fuerte.

"¡Ayuda! No puedo nadar contra la corriente!" gritó Lila.

"¡Agárrense de mí!" dijo Bruno, intentando ser el héroe, pero no logró resistir el empuje del agua,

"¡Nube, haz algo!" suplicaron los dos peces.

Nube, que había estado observando el flujo, tuvo una idea.

"Tal vez podamos usar el flujo a nuestro favor. ¡Sigamos nadando hacia la orilla!"

Siguieron el consejo de Nube y, poco a poco, se dieron cuenta de que aunque era difícil, la corriente los empujaba en la dirección correcta hacia un hermoso prado lleno de flores y hojas brillantes.

Al llegar a la orilla, se encontraron con un grupo de peces que nunca habían visto antes. Eran distintos a ellos, pero parecían muy amigables.

"¡Hola! Somos nuevos aquí. ¿Podemos quedarnos un rato?" preguntó Lila, un poco tímida.

"¡Claro! Yo soy Arco, y estos son mis amigos. Ven, ¡les mostraremos nuestro hogar!" respondió uno de los peces.

Los nuevos amigos los llevaron a explorar un bosque de algas donde habían escondites secretos y burbujas que contaban historias. Aprendieron sobre las increíbles aventuras de los peces del río y se unieron a sus juegos acuáticos.

Pero pronto, comenzaron a sentir nostalgia por su hogar en el Estanque Sur.

"Debemos volver, aunque aquí es hermoso", dijo Bruno.

"Sí, extrañaré a todos nuestros amigos. Pero esta aventura ha sido increíble", agregó Lila.

Nube asintió, pero antes de irse, Arco les preguntó:

"¿Por qué no nos dejan un recuerdo de ustedes aquí?"

Los peces decidieron hacer una hermosa pintura en el fondo del río utilizando algas y piedras de colores, representando lo que vivieron juntos.

Cuando se despidieron de sus nuevos amigos, nadaron de regreso, sintiéndose más grandes y más valientes que nunca.

Al llegar al Estanque Sur, todos los demás peces los recibieron con alegría.

"¿Qué aventuras vivieron?" preguntó uno de ellos.

"¡Tantas! Y aprendimos que a veces es bueno salir de nuestra zona de confort, pero siempre volviendo a casa", dijo Lila.

Bruno sonrió y agregó:

"Y que la verdadera amistad no conoce fronteras."

Y así, los peces del Estanque Sur continuaron nadando felices, llevando consigo nuevas historias y un recuerdo hermoso de su aventura en el río mágico. Desde ese día, todos los días compartían historias, y una vez al mes, hacían festivales donde invitaban a sus amigos del río. Las risas y las aventuras nunca cesaron, así como la amistad que unió a los peces del Estanque Sur y sus nuevos amigos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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