Los Peces Valientes y la Escuela del Coral



Había una vez, en un colorido arrecife de coral, cuatro peces muy peculiares: Pipo, la piraña curiosa; Lila, la langosta risueña; Tico, el pez globo soñador; y Mimi, la pececito chancho, que siempre estaba lista para ayudar. Un día, decidieron que ya era hora de ir a la escuela del coral, donde aprendían todo sobre el gran océano.

"¿Están listos para aprender sobre las estrellas de mar?" - preguntó Pipo emocionada.

"¡Sí! Y quiero saber cómo se mueven las olas" - respondió Tico, inflándose un poco de emoción.

"Yo solo quiero cantar en la clase de música" - comentó Lila saltando con alegría.

Así que, nadaron juntos rumbo a la escuela del coral. Al llegar, se encontraron con una gran entrada, decorada con coloridos peces y algas que bailaban al son del agua.

"¡Wow! ¡Qué lindo lugar!" - exclamó Mimi.

La maestra, una sabia tortuga llamada Doña Caparazón, les dio la bienvenida.

"Bienvenidos, pequeños estudiantes. Hoy aprenderemos sobre la amistad y cómo colaborar."

Los peces se acomodaron en sus asientos, llenos de emoción. Doña Caparazón les propuso un juego.

"Vamos a construir una casa para las estrellas de mar" - dijo.

Así que los cuatro amigos se pusieron a trabajar. Pero pronto se dieron cuenta de que todos tenían ideas diferentes sobre cómo hacer la casa.

"Yo creo que deberíamos hacerla grande y colorida" - sugirió Pipo.

"No, no. ¡Pequeña y linda! Así las estrellas se sentirán cómodas" - insistió Tico, inflándose otra vez.

"¡Yo quiero que tenga una habitación para cantar!" - gritó Lila, mientras hacía burbujas de emoción.

Mimi, que siempre quería ayudar, se empezó a sentir frustrada.

"Chicos, creo que deberíamos escuchar las ideas de todos. Así será una casa perfecta para las estrellas" - dijo con un suspiro.

Los amigos se miraron y se dieron cuenta de que tenían razón. Entonces, se sentaron juntos y empezaron a compartir sus ideas. Juntos, decidieron que la casa sería grande, con colores brillantes y un lugar especial para la música.

Después de un rato de mucho trabajo en equipo, ¡la casa estaba lista! Doña Caparazón sonrió al ver el resultado.

"Muy bien hecho. Han aprendido la importancia de escuchar y colaborar. Eso es la verdadera amistad." - dijo con orgullo.

Los cuatro peces se dieron un abrazo, sintiéndose más unidos que nunca. Esa tarde, recibieron una sorpresa: ¡una fiesta de burbujas para celebrar su amistad y el esfuerzo que habían puesto!"¡Qué divertido!" - dijo Lila mientras se sumergía en las burbujas.

"Sí, somos un gran equipo" - añadió Tico, mientras todos reían.

Y así, desde ese día en adelante, supieron que con amistad y trabajo en equipo, podían hacer cosas maravillosas juntos.

**Moraleja:** A veces, las diferencias hacen que las ideas sean geniales, ¡y trabajar juntos es el mejor modo de lograrlo!

FIN.

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