Los Pequeños Dragones Futbolistas



Había una vez dos dragones perritos llamados Isa y Lucio. Vivían en un hermoso bosque lleno de árboles frondosos y ríos cristalinos. Aunque eran pequeños, tenían un gran corazón y siempre estaban buscando aventuras.

Un día, mientras jugaban al fútbol en el bosque, vieron a unos niños del pueblo que también jugaban al fútbol. Los niños parecían muy felices y los dragones perritos se preguntaron si ellos podrían jugar también.

"¿Crees que podamos jugar con ellos?" - preguntó Isa a Lucio. "No lo sé, pero deberíamos intentarlo" - respondió Lucio con entusiasmo. Los dragones perritos corrieron hacia los niños para pedirles si podían unirse a su juego de fútbol.

Pero cuando llegaron cerca de ellos, los niños empezaron a reírse y burlarse de ellos por ser tan pequeños. "¡Miren estos dos! ¡Son tan chiquitos que no podrán ni tocar la pelota!" - dijo uno de los niños burlándose.

Isa y Lucio se sintieron tristes porque nadie quería jugar con ellos solo por ser diferentes. Pero decidieron no rendirse e intentar demostrarles que eran capaces de jugar al fútbol como cualquier otro.

Así que se pusieron sus botines más rápidos, tomaron su pelota más preciada y comenzaron a practicar. Pasaron días enteros practicando hasta que finalmente lograron dominar el balón mejor que cualquiera en el pueblo.

Entonces volvieron al campo de fútbol donde los niños estaban jugando y desafiaron al equipo contrario a un partido. Al principio, los niños se rieron y pensaron que sería fácil ganarles a los dragones perritos.

Pero pronto se dieron cuenta de su error cuando Isa y Lucio empezaron a moverse por todo el campo con una rapidez increíble. Los niños no podían creer lo bien que jugaban estos pequeños dragones perritos. "¡Wow! ¡Son buenísimos!" - exclamó uno de los niños sorprendido.

Al final del partido, Isa y Lucio habían demostrado que eran unos verdaderos campeones del fútbol. Habían ganado el juego con una diferencia abrumadora en puntos. Los niños del pueblo aprendieron una gran lección ese día: nunca subestimes a alguien solo por ser diferente.

Todos tenemos habilidades únicas y especiales que pueden sorprendernos si les damos la oportunidad de brillar. Desde entonces, Isa y Lucio se convirtieron en miembros honorarios del equipo de fútbol del pueblo.

Y cada vez que jugaban, recordaban la importancia de no juzgar a nadie por su tamaño o apariencia exterior, sino más bien valorar las habilidades únicas e individuales de cada persona.

FIN.

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