Los Pequeños Héroes de Myrina
En una pequeña polis llamada Myrina, un aventurero grupo de niños soñadores se reunía cada tarde para contar historias sobre héroes y dioses. Entre ellos estaban Lía, una intrépida niña de cabello rizado; Theo, un chico curioso con un talento especial para la pintura; y Niko, un valiente simple que nunca se separaba de su fiel escudo de madera.
Un día mientras exploraban el bosque cercano, Theo encontró un viejo mapa al que le faltaba un trozo: "¡Miren esto! ¡Es un mapa del tesoro!" dijo emocionado.
"¿Tesoro?" replicó Niko, sus ojos brillando. "¿Qué estamos esperando? ¡Debemos encontrarlo!"
"Pero... ¿y si está custodiado por un monstruo?" preguntó Lía, algo asustada.
"Quizás sea solo un gran perrito guardián, y podemos dejarle un hueso para que nos deje pasar" bromeó Niko, haciéndolos reír.
Los tres amigos decidieron seguir el mapa. Con cada paso que daban, la emoción crecía, aunque también un poco de miedo. Al caer la noche, el cielo se llenó de estrellas y decidieron acampar. Mientras compartían historias alrededor de una fogata, Lía vio una figura oscura entre los árboles.
"¡Miren!" exclamó señalando.
Al acercarse, descubrieron que no era un monstruo, sino un anciano con una larga barba y una gran sonrisa.
"¿Buscan algo, jóvenes aventureros?" preguntó el anciano con voz suave.
"Estamos buscando un tesoro, pero nos da miedo la idea de encontrar un monstruo" contestó Lía.
"El verdadero tesoro no siempre es lo que encontramos en un mapa. A veces, puede ser el valor, la amistad y el aprendizaje que adquirimos en el camino" dijo el anciano.
Los niños empezaron a reflexionar sobre las palabras del anciano. Continuaron su búsqueda al día siguiente, atravesando ríos y montañas, ayudándose mutuamente. Lía mostró su valentía al cruzar un puente frágil, Theo pintó hermosas imágenes de su viaje y Niko siempre protegió con su escudo a sus amigos.
Finalmente, llegaron a la ubicación marcada en el mapa. Allí encontraron un cofre viejo cubierto de lodo. Lo abrieron con emoción y adentro, en lugar de oro y joyas, solo había una nota.
"¿Qué es esto?" preguntó Niko, decepcionado.
Lía tomó la nota y leyó: "El tesoro más grande es el viaje que compartieron juntos, los momentos de risas y desafíos que los unieron. Nunca olviden la magia de la amistad".
Los tres amigos se miraron y comenzaron a reír, felices de haber vivido una gran aventura juntos.
Regresaron a Myrina con el corazón lleno de alegría y nuevas historias que contar. Desde ese día, decidieron que el valor y la amistad serían su verdadero tesoro. A partir de entonces, todos los días después de la escuela, se reunían para explorar, soñar y recordar que, aunque el mundo estaba lleno de desafíos, juntos podían enfrentar cualquier cosa. Y así, la pequeña polis de Myrina siguió siendo un lugar lleno de risas, amistad y grandes aventuras, donde cada niño aprendía que a veces, solo hay que buscar más allá del oro para encontrar lo que realmente vale en la vida.
FIN.