Los Poderes Mágicos de los Pequeños
Era un día soleado en el jardín de infantes donde la psicóloga Rosa trabajaba como parte del equipo educativo. Rosa siempre daba pequeños consejos y actividades a los niños para que aprendieran sobre la amistad, el amor y la protección. Pero un día, decidió que era hora de hacer algo especial. Se le ocurrió regalarles a los niños seis poderes mágicos que los ayudarían a protegerse en el mundo.
Con mucha emoción, Rosa se acercó a la profesora Sandra durante el recreo.
"Sandra, tengo una idea estupenda para los niños. Quiero darles seis poderes mágicos que les ayudarán a estar protegidos. ¿Te gustaría ayudarme con esto?"
"¡Claro que sí, Rosa! Suena increíble. ¿Qué poderes tienes en mente?"
Rosa sonrió y sacó de su mochila una hoja de papel donde había anotado los poderes:
1. **El poder de la voz**: Para pedir ayuda cuando lo necesiten.
2. **El poder de la observación**: Para darse cuenta de lo que sucede a su alrededor.
3. **El poder del sí y el no**: Para elegir con quién quieren estar.
4. **El poder de la amistad**: Para confiar en sus amigos y no tener miedo.
5. **El poder de la alegría**: Para saber que siempre hay algo que celebrar.
6. **El poder de la creatividad**: Para imaginar soluciones en momentos difíciles.
"¡Son fantásticos, Rosa!" dijo Sandra, "¿Cómo se los enseñaremos a los niños?"
Rosa pensó un momento y dijo:
"Podemos hacer una especie de juego. Cada niño puede elegir un poder y hacer una representación de cómo usarlo. Así aprenderán mientras se divierten."
Las dos comenzaron a organizar un evento especial llamado ‘La Fiesta de los Poderes Mágicos’. La noticia corrió rápido y todos los niños estaban muy emocionados.
El día de la fiesta llegó. Los niños estaban vestidos con capas de colores, algunos incluso tenían varitas de papel. Rosa y Sandra empezaron la actividad.
"¡Bienvenidos, pequeños magos y magas! Hoy les enseñaremos cómo utilizar sus poderes mágicos para estar siempre protegidos y felices. ¿Están listos?"
Todos gritaron al unísono:
"¡Sí!"
Primero, presentaron el poder de la voz. Cada niño se turnó para contar un secreto o pedir ayuda en voz alta. Al final de la ronda, todos se dieron cuenta de que siempre podían contar con sus amigos.
"El poder de la voz es fundamental, porque nunca estamos solos" explicó Rosa.
Luego continuaron con la observación.
"Ahora, vamos a jugar a un juego de detectives. Vamos a fijarnos bien en los detalles de este lugar. ¿Qué animales hay en el patio?" preguntó Sandra.
Los niños comenzaron a mirar a su alrededor, y los ojos se les iluminaron al descubrir una mariposa y un pequeño pajarito.
Después, pasaron al poder del sí y el no.
"Vamos a practicar cómo decir sí y no a situaciones que no nos hagan sentir bien. Primero, voy a hacer una pregunta: ¿Te gustaría jugar al juego de la goma en vez de leer un cuento?"
"¡Sí!" respondieron la mayoría.
"¿Y si un amigo quiere hacer algo que te pone incómodo?"
"¡No!" gritaron algunos niños con decisión.
La alegría se desbordó cuando comenzaron a compartir sus momentos felices y pensar en cómo podrían celebrar esos momentos: cantar, bailar y hacer manualidades.
Finalmente, llegó el turno del poder de la creatividad.
"Ahora, cada uno inventará una historia utilizando sus poderes mágicos. ¡Quiero escuchar sus ideas!"
Los niños comenzaron a contar historias donde ayudaban a sus amigos, exploraban mundos fantásticos o creaban soluciones ingeniosas para desafíos.
Rosa vio cómo los ojos de los niños brillaban con cada palabra, y sonrió al entender que esos poderes mágicos no solo serían herramientas útiles, sino también formas de amor y unidad.
Cuando la fiesta llegó a su fin, todos los niños se despidieron felices y agradecidos por lo que habían aprendido. Rosa y Sandra se miraron satisfecha.
"Creo que hemos conseguido mucho más de lo que esperábamos, Sandra" dijo Rosa, emocionada.
"Definitivamente. Estos poderes mágicos permanecerán con ellos por siempre" contestó Sandra.
Y así, los niños del preescolar no solo se llevaron a casa seis poderes mágicos, sino también una lección valiosa sobre la importancia de la comunicación, la observación y el valor de la amistad y la creatividad. Desde ese día, siempre recordarán lo que aprendieron en aquella fiesta mágica.
Y colorín colorado, esta historia ha terminado.
FIN.