Los Poliedros Mágicos

Había una vez en un lugar no muy lejano un mundo mágico donde vivían los poliedros. Los poliedros eran figuras geométricas tridimensionales con caras planas, y cada uno de ellos tenía su propia personalidad y habilidades especiales.

En este mundo vivían el cubo, la pirámide, el prisma, la pirámide, el octaedro y el dodecaedro. Cada uno de ellos se destacaba por algo especial: el cubo era el más fuerte, la pirámide la más ágil, el prisma el más brillante, la pirámide la más sabia, el octaedro el más rápido y el dodecaedro el más creativo.

Un día, un malvado hechicero llegó al mundo de los poliedros con el objetivo de robar la magia que los mantenía vivos y poderosos. El hechicero logró capturar a todos los poliedros excepto al dodecaedro, que logró escapar gracias a su astucia.

El dodecaedro sabía que no podía vencer al hechicero por sí solo, así que decidió buscar ayuda. Recorrió el mundo en busca de aliados y finalmente encontró a la esfera, una figura perfectamente redonda con la habilidad de predecir el futuro.

- 'Por favor, ayúdame a salvar a mis amigos y a detener al malvado hechicero', suplicó el dodecaedro.

La esfera, conmovida por la valentía y determinación del dodecaedro, accedió a ayudarlo. Juntos, trazaron un plan para rescatar a los demás poliedros y vencer al hechicero.

Con la ayuda de la esfera, el dodecaedro logró encontrar la debilidad del hechicero y, con astucia y valentía, lograron liberar a sus amigos y poner fin a los malvados planes del hechicero.

Desde ese día, los poliedros aprendieron que la verdadera magia no reside en sus habilidades individuales, sino en su trabajo en equipo y en la amistad que los une. Juntos, lograron proteger su mundo de cualquier malvado que intentara amenazarlo, demostrando que con valentía, astucia y solidaridad, pueden superar cualquier desafío que se les presente.