Los Portales de la Amistad



En un pequeño pueblo lleno de colores, vivía un niño llamado Tomi. Tomi tenía un cuerpo no normativo, con rasgos únicos que lo hacían especial. Siempre acompañado de su mejor amigo, un curioso animalito imaginario llamado Filo, un ser animal con alas como un murciélago y una cola larga y esponjosa. Juntos, descubrían el mundo de maneras únicas.

Un día, mientras exploraban un antiguo roble, encontraron un portal brillante.

"¿Qué será esto?", preguntó Tomi.

"¡Vamos a averiguarlo!", exclamó Filo emocionado.

Con un gran salto, cruzaron el portal y aterrizaron en la casa de una familia biparental con dos hijos. La mamá sonreía, pero los chicos miraban curiosos a Tomi.

"¡Hola! ¿Querés jugar a la pelota?", le ofreció uno de los niños.

"Claro, pero no sé si puedo correr tan rápido", dijo Tomi un poco inseguro.

Los niños se acercaron y le dijeron:

"No importa, ¡lo que cuenta es que sigamos la diversión juntos!"

Jugaron y se rieron, y aunque Tomi no podía correr a la misma velocidad, encontró maneras creativas de participar. Después de un rato, el tiempo pasó volando y cuando regresaron al portal, Tomi se sintió más seguro de sí mismo.

“¡Eso estuvo increíble! ”, dijo, mientras Filo aplaudía.

Al cruzar el portal de nuevo, aterrizaron en una casa de familia monoparental. Una madre solía hablarle a su hijo con dulzura mientras preparaban la cena.

"Hola, ¿podemos ayudarlos?", preguntó Filo.

"Por supuesto!", respondió la madre.

Juntos prepararon una pizza, pero cuando llegó la hora de cocinar, el hijo se distrajo.

"¡No puedo hacerlo solo!", se quejó.

"Tal vez deberíamos trabajar juntos", dijo Tomi.

"Sí, a veces necesitamos la ayuda de otros para salir adelante", agregó la madre.

Juntos, cocinaron la pizza, y cuando se sentaron a comer, se sintieron como una gran familia.

Una vez más, Tomi y Filo cruzaron el portal y llegaron a una casa donde una familia LGTBI homoparental compartía su vida. Los dos papás abrazaban a su hija y estaban ayudándola con su tarea.

"¡Hola! ¿Nos podrías ayudar con esto?", pidió la pequeña, mostrando una hoja llena de preguntas.

"Claro, ¿qué necesitas?", sonrió Filo.

"Necesitamos resolver esto juntos", dijo uno de los papás.

Mientras trabajaban en conjunto, Tomi se dio cuenta de cómo cada familia es diferente, pero cada una brinda amor y apoyo. Al terminar, la niña saltó de alegría:

"¡Lo logramos! Gracias, amigos!"

Con una sonrisa en el rostro, Tomi y Filo volvieron a atravesar el portal y, esta vez, llegaron a una familia reconstituida. En esta casa, los hermanos estaban discutiendo sobre quién debía llevar a pasear al perro.

"Yo no quiero", se quejaba uno.

"Pero yo lo hice ayer", respondió el otro.

"Quizás podríamos hacerlo juntos", sugirió Tomi.

Los hermanos se miraron, y uno de ellos respondió:

"¡Está bien! Si nos turnamos, será más divertido."

Así, todos juntos llevaron al perro a pasear. Agradecieron a Tomi por su gran idea.

Después de ese último portal, Tomi y Filo regresaron a su pueblo.

"Hoy tuve un montón de aventuras, pero más que nada aprendí que, sin importar cómo se conformen las familias, el amor y la comprensión siempre están presentes", reflexionó Tomi.

"¡Sí! Y siempre hay alguien con quien podemos contar!", añadió Filo.

Así, con una sonrisa en sus rostros, no solo se llevaron múltiples aventuras, sino valiosas lecciones sobre la diversidad familiar y la importancia de la empatía. Juntos, Tomi y Filo saborearon el regalo más grande de su viaje: la amistad y el amor que se encuentra en cada rincón del mundo.

Y así, cada vez que cruzaban un nuevo portal, lo hacían con la certeza de que, sin importar el viaje, siempre tendrían el uno al otro y un mundo lleno de posibilidades por explorar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!