Los Puentes de Color



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colores, donde todos sus habitantes eran artistas. Cada uno tenía un talento especial: algunos pintaban, otros esculpían y muchos hacían música. Sin embargo, el pueblo estaba dividido por un gran río, y cada lado tenía su propia forma de ver el arte. La gente del lado azul prefería la pintura, mientras que los del lado rojo eran aficionados a la escultura. La rivalidad entre ambos grupos crecía día a día, y el río, que antes fue símbolo de vida, se convirtió en un muro que los separaba.

Un día, una niña llamada Lila del lado azul decidió que ya no podía soportar más la división. Ella tenía una idea brillante. "- Si hacemos un puentecito de colores, podremos cruzar al otro lado y compartir nuestro arte!" pensó emocionada.

Lila reunió a sus amigos y les habló de su plan. "- Necesitamos a los amigos del lado rojo. Ellos son geniales haciendo esculturas!" propuso. Tras alguna resistencia, sus amigos accedieron a intentarlo.

Cuando Lila cruzó el río con algunos amigos para hablar con los del lado rojo, se encontró con Tomás, un joven escultor muy talentoso. "- ¿Por qué cruzaron el río?" preguntó Tomás con desconfianza.

"- Queremos construir un puente de colores para unir nuestras artes!" respondió Lila.

"- Pero en nuestro lado no pintamos, solo esculpimos!" replicó Tomás.

Lila, sin rendirse, sonrió y dijo: "- Justamente, por eso necesitamos unirnos. Cada uno puede aportar algo diferente. " Los ojos de Tomás brillaron un poco, pero aún se mostraba escéptico.

Al final, Lila hizo una propuesta: "- Si nos unimos y trabajamos juntos, podemos crear una obra que represente lo mejor de cada uno de nosotros. "

Tomás pensó en la idea y aceptó invitar a los otros escultores. Así, ambos grupos comenzaban a comunicarse. Durante el primer día de trabajo, se dieron cuenta de que sus talentos se complementaban maravillosamente. Trabajaron juntos, dibujaron, tallaron y pintaron. Sin embargo, había un problema. La escuadra del lado rojo se encontró con que la pintura que Lila había traído no funcionaba bien con las esculturas. El equipo azul, frustrado, estaba a punto de rendirse.

"- Tal vez necesitaremos un nuevo enfoque!" dijo Lila, triste pero decidida.

"- ¿Y si hacemos una escultura en la que todos podamos aportar?" sugirió una de las escultoras rojas. A todos les pareció interesante, y comenzaron a pensar en una obra colectiva. Así, cada uno talló, pintó y esculpió secciones de lo que se convirtió en un grandísimo puente de colores. Algunos hicieron globos, otros flores y otros figuras de animales. Lila se dio cuenta de que la más hermosa era aquella figura que unía todas las cosas: una gran mariposa con alas de colores.

Cuando el puente estuvo listo, todos se admiraron y celebraron. Lila se subió a la parte más alta y gritó: "- ¡Hemos creado algo increíble! Este puente representa nuestra amistad y nuestros talentos unidos. " Todos aplaudieron y sintieron que su división había desaparecido.

El día de la inauguración llegó, y todo el pueblo se reunió a celebrar. Lila, Tomás y sus amigos cruzaron el puente de colores juntos, felices. Las risas resonaban mientras admiraban la belleza que habían creado: era un símbolo de paz, solidaridad y fraternidad, y cualquier rencor del pasado se desvaneció en ese instante.

Desde ese día, Colores se convirtió en un pueblo donde no existían un lado azul o un lado rojo, sino simplemente un lado lleno de creatividad, amistad y cooperación. El arte fue el comienzo de nuevas historias, y la gente comprendió que sus diferencias eran lo que hacía único al pueblo.

Y así, Lila, Tomás y todos sus amigos continuaron creando juntos, aprendiendo a valorar la solidaridad, la equidad y la fraternidad, y cambiando para siempre sus corazones y sus vidas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!