Los ratones valientes y la fábrica limpia
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una familia de ratones muy trabajadora y feliz. Los padres, Don Roque y Doña Martina, tenían tres hijos: Tito, Sofía y Lucas.
La vida era tranquila para ellos hasta que un día llegó al pueblo una nueva fábrica de galletitas llamada Fachitas. Los olores deliciosos que emanaban de la fábrica eran irresistibles para los habitantes del pueblo, incluyendo a nuestra familia de ratones.
Pero las galletitas Fachitas eran tan caras que no podían permitirse comprarlas. Un día mientras caminaban por el campo buscando comida, Tito encontró una bolsa llena de galletitas Fachitas. Los ojos le brillaron a todos los ratoncitos al ver su tesoro recién encontrado.
"¡Qué ricas son estas galletitas Fachitas!" exclamó Sofía con la boca llena. "Sí, pero ¿de dónde vienen?" preguntó Lucas con curiosidad. Después de investigar un poco más, descubrieron que las galletitas venían directamente desde la fábrica donde se producían.
Para conseguir más galletitas tendrían que trabajar allí. Con mucho esfuerzo y determinación lograron conseguir trabajo en la fábrica gracias a su habilidad para recolectar ingredientes frescos del campo.
Trabajaban duro cada día y ganaban suficiente dinero para comprar todas las galletas que quisieran. Pero pronto descubrieron algo terrible: la empresa estaba contaminando el río cercano con sus desechos tóxicos. Los peces estaban muriendo y el agua se había vuelto peligrosa para beber.
La familia de ratones decidió que tenían que hacer algo al respecto. Con la ayuda de otros animales del campo, organizaron una protesta pacífica frente a la fábrica. Hicieron carteles y cantaron canciones hasta que los dueños escucharon sus demandas.
Finalmente, se tomaron medidas para limpiar el río y proteger el medio ambiente. La empresa cambió sus prácticas y comenzó a producir galletitas con ingredientes más saludables y respetando el medio ambiente.
"¡Qué ricas son estas nuevas galletitas Fachitas!" exclamó Tito. "Sí, pero lo mejor es saber que estamos haciendo algo bueno por nuestro hogar", respondió Lucas con una sonrisa en su rostro.
Desde ese día en adelante, la familia de ratones continuó trabajando duro en la fábrica mientras seguían luchando por un mundo más justo y sostenible. Y cada vez que comían una galletita Fachita, recordaban la importancia de trabajar juntos para cuidar del planeta donde vivimos todos.
FIN.