Los Recuerdos de Todos Santos



En un pequeño pueblo rodeado de montañas, se acercaba la noche de Todos Santos, un día especial en el que los habitantes recordaban a quienes ya no estaban entre ellos. Las luces comenzaron a brillar y los niños del pueblo preparaban coloridas ofrendas en honor a sus seres queridos.

Entre ellos estaba Sofía, una niña curiosa y llena de alegría, que siempre soñaba con aventuras. Esa noche, mientras colocaba flores en la mesa de su abuela Clara, comenzó a sentir que algo mágico estaba por suceder.

De repente, una suave brisa sopló, y un destello de luz iluminó el rincón del patio. Sofía miró hacia arriba y, con sus ojos asombrados, vio aparecer a un grupo de personajes brillantes. ¡Eran alegorías de Todos Santos!"Hola, Sofía" - dijo una alegoría con un vestido hecho de pétalos de flores. "Soy Alegría, y vengo a recordarte lo que hace a cada difunto especial".

"¿Cómo podés recordarlo?" - le preguntó Sofía, intrigada. "Ya no están aquí".

"Pero siempre viven en los corazones de quienes los amaron. Ven, te mostraré" - dijo Alegría.

Así, Sofía, seguida de una fila de alegorías: Amistad, Sabiduría y Aventura, fue llevada a un viaje fantástico. A medida que paseaban por el pueblo, comenzaron a aparecer escenas del pasado.

Primero, llegaron a la casa de su abuela Clara. Vieron a una joven Clara, risueña, enseñando a los niños a hacer tortas de dulce de leche.

"Ella es divertida y amorosa" - explicó Amistad. "Hacía sentir a todos en casa".

Sofía sonrió. "Sí, siempre me cuenta historias ricas".

Luego, se trasladaron a un parque, donde vieron a su abuelo Andrés jugando con su perro.

"Él es el más sabio de todos" - dijo Sabiduría. "Siempre tenía un consejo para cada situación".

"Es verdad, a veces me dice cómo enfrentar mis miedos" - reflexionó Sofía.

Finalmente, llegaron a un lago, donde su tía Luisa pintaba un atardecer deslumbrante.

"El arte era su manera de expresarse. Eso es Aventura" - comentó Aventura. "Siempre buscaba nuevas formas de ver el mundo".

"Nunca la había visto así" - dijo Sofía, sintiéndose más conectada con su familia.

Después de un tiempo, las alegorías la llevaron a un sendero iluminado por luciérnagas.

"Es momento de que entiendas algo importante" - dijo Alegría. "Ellos nunca se han ido del todo. Vivir en el recuerdo es mantenerse vivos en otra forma".

"Pero, ¿cómo puedo recordar mejor?" - preguntó Sofía.

"¡Con acciones! Preserva su legado al ser amable, sabio y aventurero! Cada hecho hace que vivan dentro de ti" - respondieron las alegorías al unísono.

Sofía sintió que su corazón se llenaba de amor y alegría.

"¿Puedo realmente hacer eso?" - preguntó, con una sonrisa entusiasta.

"Sí, cada día es una oportunidad para honrarlos. Su legado es un regalo que puedes compartir" - sonrió Amistad, guiando a Sofía de regreso a casa.

De repente, se encontró de nuevo en su patio, el cielo estrellado brillando sobre ella.

Aunque las alegorías se desvanecieron, Sofía se sintió distinta. Entendió que, aunque sus abuelos y tía no estuvieran físicamente, su esencia siempre iba a estar con ella.

Decidió honrarlos cada día, haciendo nuevas tortas, dando consejos a sus amigos y explorando el arte en cada rincón de su vida.

La noche de Todos Santos ya no era solo un recuerdo, sino una oportunidad para celebrar el amor de su familia, convirtiéndose en una niña llena de luz y memorias.

Y así, el pequeño pueblo se llenó de alegría, amor y buenos recuerdos, gracias a las enseñanzas de Sofía y su mágica aventura con las alegorías de Todos Santos.

FIN.

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