Los Sabios de la Selva



Había una vez, en lo profundo de una selva colorida y vibrante, una comunidad de animales que vivía en armonía. Entre ellos, se encontraban el león Leo, la tortuga Tula, el loro Lolo y el elefante Eleo. Todos ellos eran grandes amigos y cada uno tenía un papel importante en la comunidad.

Un día, mientras jugaban en el claro, Leo dijo: "Hoy es un día especial, amigos. Es el Festival de la Comunidad, donde celebramos nuestras tradiciones y el trabajo en equipo."

"No lo había recordado!" exclamó Lolo emocionado. "Siempre hay anécdotas divertidas y bailes. ¿Quién va a contar la historia del año pasado?"

Tula, con su voz pausada y sabia, respondió: "Yo lo haré. Fue el año que todos nos unimos para ayudar a Eleo a conseguir frutas del árbol más alto, ¡y todos nos caímos de risa!"

Eleo sonrió, recordando ese gracioso momento. "Sí, pero esta vez quiero hacer algo diferente. Propongo que cada uno hable sobre lo que significa la comunidad para ellos."

"¡Me encanta la idea!" dijo Lolo levantando las alas. "Yo diré lo que pienso: para mí, la comunidad es como un nido. Todos estamos juntos, y nos cuidamos mutuamente."

Entonces, fue el turno de Tula. "Para mí, la comunidad es como una gran tortuga. Con sus caparazones fuertes, podemos protegernos los unos a los otros. Cada uno de nosotros aporta algo especial."

Y finalmente, Leo dijo: "Para mí, la comunidad es como el rugido del león. Aunque puede sonar fuerte, es el eco de muchos que trabajan juntos. Cuando estamos unidos, somos más fuertes."

Mientras compartían sus pensamientos, una ráfaga de viento trajo consigo un gran desafío. Un grupo de cazadores había llegado a la selva, buscando llevarse a sus amigos por el simple hecho de hacer un espectáculo en la ciudad.

Los animales, aterrados, se reunieron para discutir cómo podrían protegerse. Leo, sintiéndose responsable, dijo: "¡Debemos actuar rápido! Si vivimos en comunidad, nos ayudaremos unos a otros. Necesitamos un plan."

"Yo puedo vigilar desde las alturas y alertarlos si se acercan. El árbol más alto es mi mejor aliado," dijo Lolo, volando alto.

"Yo proporcionaré un camino seguro para que todos puedan escapar hacia el río si algo sale mal," añadió Tula, moviendo sus patas rápidamente.

"Y yo seré el último en salir. Me aseguraré de que todos estén a salvo antes de irme. No dejaré a ninguno atrás," prometió Eleo con determinación.

Con su plan en marcha, todos los animales se fueron a sus posiciones. Lolo hizo su vigilancia y, al ver a los cazadores acercarse, voló bajo para avisarles. "¡Vienen, vengan! Es hora de que todos se oculten!"

Los animales, siguiendo el plan de Tula, escaparon hacia el río, donde un grupo de peces los estaban esperando. Tula les mostró un camino seguro entre las ramas. Mientras tanto, Eleo permaneció en la entrada de la selva, mirándolos partir, asegurándose de que nadie se quedara atrás.

Finalmente, cuando todos estaban a salvo, Leo se acercó a Eleo. "¡Vamos, amigo! No debes quedarte atrás."

Eleo, con una sonrisa tranquila, respondió: "Una comunidad es cuidar de los demás, yo hice lo que debía. Ahora, vamos todos juntos!"

Los animales cruzaron el río y se reunieron en la otra orilla. Mientras el sol se ponía, celebraron un nuevo comienzo.

Al día siguiente, los animales decidieron hacer algo especial para recordar la importancia de su unidad. Así, la comunidad organizó un gran festival, esta vez en homenaje a su valentía y solidaria. Todos compartieron sus historias, bailaron y cantaron, creando nuevas tradiciones que recordarían para siempre.

Desde entonces, cada año, el Festival de la Comunidad no solo celebraba la unión, sino que también fortalecía el lazo entre ellos. Y así, en la selva mágica, los animales sabios siguieron viviendo en armonía, siempre recordando que en la comunidad, todos son importantes y que uniendo fuerzas, nada es imposible.

FIN.

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