Los Sapos Saltarines y su Gran Aventura



Había una vez una familia de sapos que vivía en un hermoso estanque. La familia estaba formada por Pipo, el padre sapo; Lila, la madre sapo; y sus dos pequeños sapitos, Saltarín y Brinco. Todos los días se la pasaban saltando de hoja en hoja, jugando y disfrutando del sol.

Un día, mientras exploraban los alrededores del estanque, Saltarín vio algo brillante en el agua.

"¡Mirá, mamá! ¿Qué es eso que brilla en el agua?" - preguntó Saltarín emocionado.

"No estoy segura, querido, pero parece algo misterioso", respondió Lila con curiosidad.

Brinco, el sapito más travieso, dijo:

"¡Vamos a ver qué es! ¡Quizás sea un tesoro!"

Los sapitos saltaron hacia el agua. Al acercarse, se dieron cuenta de que era un hermoso conchón de colores que brillaba bajo el sol.

"¡Guau! ¡Mirá cómo brilla!" - exclamó Brinco, mirando el conchón con sus ojos grandes.

"Vamos a llevárnoslo a casa", sugirió Pipo.

"No, no podemos. Es demasiado grande y pesado" - dijo Lila.

"Pero podemos hacerlo en equipo, ¡yo soy el más fuerte!" - insistió Pipo.

Así que juntos comenzaron a empujar el conchón. Pero, ¡oh no! , era más pesado de lo que pensaban. Se resbalaron, casi caen al agua y comenzaron a reírse.

"Esto no está saliendo como planeábamos", dijo Brinco entre risas.

"Quizás necesitamos algo de ayuda", dijo Lila, mientras miraba a sus amigos el pato y la tortuga que jugaban cerca.

Los sapitos se acercaron:

"¡Hola, amigos! ¿Quieren ayudarnos a mover un tesoro que encontramos en el estanque?"

"¡Sí!" - respondió el pato, emocionado.

Juntos, el pato, la tortuga y los sapos trabajaron en equipo para levantar el conchón. Fue un esfuerzo divertido, lleno de risas y saltos.

"¡Eso es! Vamos a girarlo juntos! ¡Una, dos, ¡tres!" - gritó Saltarín.

Finalmente, lograron moverlo y llevarlo a la orilla con la ayuda de sus amigos. Todos celebraron su éxito.

"¡Lo conseguimos! ¡Gracias por ayudarnos!" - dijo Lila, sonriendo.

Al llegar a casa, decidieron usar el conchón de colores como un lugar especial para jugar. Hicieron una fiesta, invitaron a todos sus amigos del estanque y se divirtieron tanto.

"Esta ha sido una gran aventura, ¿verdad?" - preguntó Brinco mientras se acomodaban para jugar.

"¡Sí! Y aprendimos que juntos podemos hacer grandes cosas!" - respondió Pipo, orgulloso de su familia y sus amigos.

Desde ese día, los sapos siempre recordaron que la amistad y el trabajo en equipo son tesoros aún más grandes que cualquier objeto brillante en el agua. Y así vivieron felices saltando y jugando junto a sus amigos en el hermoso estanque.

.

FIN.

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